Por: Javier Biardeau |
LA DENUNCIA SOBRE LA “FALSIFICACIÓN
DEL PLAN DE LA PATRIA”
REQUIERE SER PROFUNDIZADA O…
¿EN LA NOCHE TODOS LOS GATOS SON
PARDOS?
“Nosotros debemos garantizar la
marcha de la Revolución Bolivariana, la marcha victoriosa de esta revolución,
construyendo la democracia nueva que aquí esta ordenada (Constitución Nacional)
por el pueblo en constituyente, construyendo la vía venezolana al socialismo,
con amplia participación, en amplias libertades, que se están demostrando una
vez más en esta campaña electoral para gobernadores, con candidaturas por aquí,
candidaturas para allá, libertades, en plenas libertades...”
(Discurso del 8 de diciembre de 2012)
“Ahora bien, en el “plan de la
patria” que se presenta a la Asamblea se cuelan unas falsificaciones que
manipulan el pensamiento de Chávez, lo tuercen hacia el capitalismo y
convierten al Plan de la Patria en una franca restauración. No es lugar aquí
para agotar el tema, ya en programas de radio con formatos más apropiados se
abundará en las falsificaciones.” ([1])
“Queda develado que dentro de la
Revolución existe una feroz lucha interna, y está claro que la derecha actúa
sin ningún tipo de escrúpulo, su objetivo es yugular la esperanza socialista y
ese objetivo justifica cualquier patraña”. ([2])
“Aceptado ya que el "Plan de la
Patria" fue modificado, que el que salió de la Asamblea no es el original
de Chávez, que fue reformado, ahora pasemos a otro punto. Obviemos quiénes lo
hicieron, centrémonos en por qué lo hicieron, qué camino pensaban abrir con la
modificación y, sobre todo, hacia dónde nos conducen las modificaciones.” ([3])
Ante la polvareda desatada por la
presunta “falsificación del Programa de Gobierno de Chávez”, y la publicación
en Gaceta Oficial del Plan de la Nación del Gobierno de Maduro no caben
posiciones ambiguas. No es posible desviar la atención sobre los sujetos
responsables de semejante acción de “falsificación” si ese fuera el caso. No es
posible pasar a otro punto, barrer debajo de la alfombra el polvo, evadir el
punto, hacerse los locos y pasar a aquella noche donde todos los gatos son
pardos.
Si una presunta “derecha interna”
pretende yugular la esperanza socialista, hay que desenmascararla sin medias
tintas. ¿Qué significa no hacerlo? Si se trata de una patraña, de una
alteración que conlleva una mentira, hay que denunciarlo con pelos y señales,
no mirar para el techo y decir: pasemos a otro punto. ¿Es eso responsabilidad
política?
El silenció en este punto devela o
que la denuncia carece de fundamentos, o que los denunciantes no tienen
coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Esperamos que desenmascaren a la
“derecha interna”, como prometieron hacerlo, “con formatos más apropiados se
abundará en las falsificaciones”. Esperamos que no se vayan por las ramas, que
se diluya la expectativa, que al desnudar al Rey, salgan rápido a colocarle un
nuevo ropaje de bruma.
El contraste entre el Programa de
Gobierno de Chávez: Independencia y Patria Socialista, por una parte, y el Plan
de Gobierno del Presidente Maduro es tarea urgente y necesaria de las bases
sociales, simpatizantes, activistas y militantes de la Revolución Bolivariana.
Allí se juega el criterio ético-político para determinar la continuidad o no
del legado revolucionario de Chávez en el Gobierno de Maduro, en las palabras,
las acciones y sus resultados.
La situación de la presunta
“falsificación” ha generado un interesante aporte quizás no intencionado,
porque obliga a leer, a estudiar, a analizar, a comparar, a sintetizar lecturas
e interpretaciones, lo cual es parte de una necesario aprendizaje ideológico de
las clases trabajadoras, populares y subalternas del país. Sobretodo obliga a
afinar los sentidos, percepciones, nociones y conceptos sobre el trabajo
intelectual y teórico realizado por Chávez, en función de plantear una clara
opción anticapitalista y socialista para Venezuela y el mundo, en tanto curso
necesario de la revolución bolivariana.
Si optar por un socialismo
revolucionario y democrático (donde la conjunción “y” es esencial), dado el
carácter anti-capitalista y anti-imperialista, esto implica despejar el ser
calificado de “ultraizquierdista”, pues el modo como fue macerando su
pensamiento y acción hacen de Chávez no un “populista de gatopardo”, un
“progresista rosa” o un “socialdemócrata reformista” (como podría haber sido si
los aliados en el ALBA hubiesen sido quizás el Gobierno de la concertación de
Bachelet en Chile o el desvanecimiento socialdemócrata o liberal-reformista de
Lula en Brasil), sino que apuntó hacia la Revolución Socialista en las
condiciones objetivas y subjetivas del siglo XXI; es decir, fue acusado de
“ultraizquierdista” y “anacrónico”, tanto por reformistas de centro-izquierda,
como por la derecha nacional e internacional.
En consecuencia, Chávez no fue un
moderado y pragmático dialogador, fue un polémico contendor político, un
polarizador que identificó los antagonismos ante determinadas situaciones, así
como hacia determinados adversarios y enemigos. Si, “enemigos” internacionales
y nacionales en tanto que los conforman y recorren un conjunto de ejes de
antagonismos histórico-estructurales: explotación, coerción política, hegemonía
ideológica, discriminación social, racismo, exclusión social, negación cultural
y destructividad ambiental. Allí se juega el carácter revolucionario del legado
de Chávez, en el enfrentamiento de estos ejes de antagonismos:
“Es por eso que a la tesis reaccionaria de Imperio
y de la burguesía apátrida contra la Patria, nosotros y nosotras le oponemos la
tesis combativa, creativa y liberadora de la Independencia y el socialismo como
proyecto abierto y dialéctica construcción: la Independencia no ha terminado y
la forjamos en nuestra lucha diaria y permanente. Nos toca realizar plenamente
el sueño libertario que nunca ha dejado de palpitar en la Patria y que hoy está
latiendo de manera incesante. Así lo creo desde la fe combativa y la razón
amorosa que me alienta: la herencia heroica nos obliga y tal exigencia es
bandera y compromiso para nosotros y nosotras. Desde el tiempo que nos ha
tocado vivir es preciso honrar los retos; tantos sacrificios no pueden ser en
vano, hacerlos carne y sangre de la vida nueva tiene que seguir siendo el
horizonte que nos llama y desafía.” (Chávez: Programa de Gobierno Independencia
y Patria Socialista) ([4])
De manera que convertir a Chávez en
un edulcorado reformista, promotor del diálogo entre las cúpulas de poder, eso
sí es una profunda adulteración. Y entre múltiples ejemplos que pueden
argumentarse para plantear esta tesis está aquel que señala aquellas
reflexiones de Chávez, extraídas de sus lecturas de Meszaros sobre la “línea de
menor resistencia”. En el Aló Presidente N° 331 del año 2009 ([5]), Chávez señala un hecho fundamental:
“Ahora, el hecho cultural... Este libro yo lo
recomiendo mucho, Itzvan Meszaros, yo creo que no hay libro hoy, no conozco
otro, que recoja tanta cosa útil para el momento que estamos viviendo.
Creo que es una obra extraordinaria, ¿no? Como muchas otras. Ahora, Más allá
del Capital, hacia una teoría de la transición...publicado hace ya más de una
década pero con una gran vigencia. ¡Diez años no es nada!, más bien, en estos
diez años se ha venido moviendo el Mundo, que aquí se recoge, ¿no? La
Crisis Global, de lo que llama Meszaros, el Sistema metabólico... o de
control metabólico social, bueno, de las sociedades, de los Sistemas.
Por aquí dice, precisamente, Meszaros, en este
capítulo, muy importante en lo que es la definición estratégica, para ese
reto que nos dejó Carlos Marx... ¡Se trata de transformar el Mundo! La línea de
menor resistencia en la alternativa socialista. Dice Meszaros, que uno de los
errores de mucho movimiento transformadores, ha sido tomar la
“línea de menor resistencia”.
Yo siempre les comento a los compañeros, y al
pueblo venezolano: - Cuando nosotros sintamos, sobre todo en estos años, y en
este tiempo, que no hay resistencia a nuestro impulso, a nuestro empuje,
revisemos a ver qué pasa. ¡Cuidado! Porque pudiéramos estar errando el camino,
¿eh? – Cuando sintamos mucha resistencia, ¡por ahí es! Cuando la corriente
contraria sea muy fuerte, ¡Por ahí es! Así lo creo.
En estos momentos, nosotros estamos aquí en
Venezuela, viviendo uno de esos momentos en los cuales la resistencia a los
poderes que aquí se establecieron, en casi todo el Mundo, en forma hegemónica
del gran capital Internacional, la burguesía criolla, la resistencia
crece.
¡Vamos bien!, vamos bien, aun cuando siempre hay
que tener sentido autocrítico, pero... Resumo esto tratando de aportar, y para
ese desafío, de cómo transformar el Mundo. ¿Por dónde ir, por donde ir
abriendo, caminos, no?
Dice Meszaros, ¿eh? por ejemplo, esto: "El
requerimiento de una superación radical, tiene implicaciones de largo
alcance, no sólo para todas las dimensiones productivas, y distributivas de
orden material, y Cultural, de la división del trabajo, división social
del trabajo, jerárquica, establecida hace largo tiempo, sino también para la
totalizadora estructura de mando, heredada del capital, que después de la
Revolución encarna el Estado post-capitalista, incluso."
En tal sentido, dice, “(…) ir más allá del capital,
significa, sustituir el modo de control del capital, como sistema orgánico, una
tarea sólo factible, como empresa global".
Y entonces señala, tres constituyentes del sistema
orgánico del capital... Uno, el capital. Dos, el trabajo. Y tres, el
Estado. Pero en todo ello uno nota que hay ese contenido. La cultura, el
contenido cultural, lo que se arraigó. Lo que Fidel llama, siempre me dice:
¡Chávez! Cuidado, con los reflejos condicionados. Martí sigue diciéndonos: el
reto de la Independencia no es el cambio de forma, sino el cambio de
espíritu! ¿Cómo cambiar el espíritu? La Cultura. Es un hecho cultural. ¡Si no
lo logramos, todo se perdería!
La Unión Soviética. Lo que fue la Unión Soviética
está allí, como un ejemplo. El cual hay que mirar. ¡La Revolución Francesa!
Víctor Hugo en Los Miserables. Lo dice en el diálogo aquel, que a mí me
impresionó tanto, y se me grabó...desde que lo leí, por primera vez, hace
años... Entre aquel viejo Obispo, conservador, pero buen hombre... Y aquel
anciano revolucionario, de la Convención. Convencional. Que moría, y el Obispo
va, se atrevió a ir...Porque al Obispo le decían que no, que allá en el bosque
vive un anciano, pero ¡cuidado! es el diablo... Hasta que viene un joven a
decirle: Se muere! Y el Obispo rompió el miedo, y fue. Y aquellos dos hombres
en esgrima, en una esgrima de ideas, inventada por Víctor Hugo. Fue un combate,
como de dos esgrimistas. ¡Lo venció el moribundo! ¡El Obispo salió derrotado!
Cuando le dice el Convencional: - ¡Creíamos haber cambiado el Mundo. Pero no
cambiamos las costumbres! ¡No cambiamos nada!-.”
¿Se han comprendido acaso estas
expresiones de Chávez, el hecho del necesario cambio cultural, el cambio de las
costumbres, para comprender que una revolución no logra una concertación ni
reconciliación con la “línea de la menor resistencia”, ni con una definición de
la política como “diálogo de cúpulas”, o con aquella manoseada definición del
“arte de lo posible” ([6])?
Podemos empezar a indagar acerca de
esta permanencia de la frase examinando el comentario hecho por Bismarck: la
política es “el arte de lo posible”, frase que da a entender que uno debe optar
por un curso de acción que busque lograr aquello que en efecto es viable, que
en política los intereses predominan sobre los principios. Allí se pueden colar
todo tipo de gatopardos en nombre del realismo de las circunstancias.
De manera que ese arte de lo posible
se le opone desde entonces aquella frase atribuida no a un revolucionario, sino
quizás a un agudo observador de los hechos políticos: “Solo en la lucha por lo
imposible, lo posible se hace realidad” (Max Weber)
En el considerar posible o imposible
el socialismo se juega la revolución bolivariana. De manera que el debate sobre
la presunta “falsificación” del Programa de Gobierno de Chávez no es un asunto
intrascendente.
Conviene referirse a los términos
empleados, pues no es exactamente lo mismo una reforma, supresión, añadido o
mejora de alguno de los contenidos, frases y sus formas, que una
“falsificación”; es decir, una adulteración del Programa de Gobierno de Chávez
implica una distorsión, supresión u añadido de contenidos para torcer su
intención original, con base a otros intereses y objetivos políticos.
Es de Perogrullo que una
“falsificación” de un documento implica una alteración con efectos relevantes
de un determinado texto. Este hecho es posible determinarlo exhaustivamente con
métodos rigurosos de análisis de textos. Hasta ahora, lo que existen son
algunos indicios, pero se ha saltado olímpicamente a la conclusión de una tesis
comprobada de modo concluyente, cuyo respaldo sigue sin profundizar en la
alteraciones que afecten a las trayectorias de interpretación de los objetivos
medulares de la propuesta de Chávez. Ciertamente, el diablo se esconde en los
detalles, pero estos detalles deben ser hilados con rigor hasta conformar la
tan mentada “falsificación”. Si fuese así, todo quedaría en un Bluff.
Si de indicios se trata, habría que
incluir aquella modificación por simplificación del ahora título del llamado
“Programa de la Patria”, pues esta ocurrió tempranamente, casi imperceptiblemente,
a los ojos y oídos de los partidarios de Hugo Chávez. La expresión originaria
más ajustada fue la de Programa de Gobierno “Independencia y Patria
Socialista”, tal como lo planteó el mismo Chávez en su presentación definiendo
con claridad su horizonte temporal de ejecución: “Este Programa de Gobierno
para el período 2013-2019, responde a la consecución de dichos supremos
objetivos: ¡¡¡ Independencia y Patria Socialista!!!!”
De manera que cuando Maduro señala en
su discurso del 15 de enero en la Asamblea Nacional:
“Hay que resaltar que en diciembre del 2013 fue
aprobado por esta asamblea nacional el Plan de la Patria, segundo Plan
Socialista de la Nación, y ya es Ley de la República. En realidad y en verdad,
es la carta de navegación que trazó nuestro comandante Hugo Chávez para los
próximos seis años, y para muchos años más. He dicho, muchos años más! aclaro,
porque a los cinco grandes objetivos históricos contenidos en el Plan, no
podemos fijarles límites temporales para su plena realización. Seis años son
del todo insuficientes, para cumplirlos a cabalidad. En seis años sí que
podemos avanzar por el camino que nos abren estos cinco grandes objetivos
históricos que Chávez trazara con mano maestra. Es el camino hacia la patria
real y verdaderamente libre, real y verdaderamente soberana, real y
verdaderamente independiente.” ([7])
Ahora bien, la carta de navegación es
muy clara con relación a la dirección, contenido y alcance del Programa de
Gobierno si el Presidente fuera Hugo Chávez:
“Éste es un programa de transición al socialismo y
de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Partimos del
principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la
redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo,
efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible
condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI. Por eso
mismo, es la base fundamental y el vértice principal del Proyecto Nacional
Simón Bolívar. Primer Plan Socialista de Desarrollo Económico y Social de la
Nación 2007–2013: nuestra carta de navegación en este ciclo que está
culminando, enfatiza rotundamente su papel estratégico. Papel estratégico que
en el próximo ciclo debe acentuarse todavía más.” ([8])
“Este es un programa que busca traspasar “la
barrera del no retorno”. Para explicarlo con Antonio Gramsci, lo viejo debe
terminar de morir definitivamente, para que el nacimiento de lo nuevo se
manifieste en toda su plenitud. La coherencia de este Programa de Gobierno
responde a una línea de fuerza del todo decisiva: nosotros estamos obligados a
traspasar la barrera del no retorno, a hacer irreversible el tránsito hacia el
socialismo. Ciertamente es difícil precisar cuándo despuntará tan grandioso
horizonte, pero debemos desplegar esfuerzos sensibles y bien dirigidos, para
decirlo con Bolívar, en función de su advenimiento.”
¿Dijo usted hacer irreversible el
tránsito hacia el socialismo? ¿Acaso esto implica el arte de lo posible, la
línea de la menor resistencia, el diálogo de cúpulas? Efectivamente no. Y si
alguna duda queda en el terreno de los planteamientos económico-sociales,
Chávez planteó lo siguiente:
“En cuanto al segundo gran objetivo histórico
(Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela,
como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello
asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política
y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo.), se prefigura en las formas
de construcción del socialismo nuestro para alcanzar la suprema felicidad
social del pueblo, esto pasa, en primer lugar, por acelerar el cambio del
sistema económico, trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista al
modelo económico productivo socialista, dando paso a una sociedad más
igualitaria y justa, rumbo al socialismo, sustentado en el rol del Estado
Social y Democrático, de Derecho y de Justicia, con el fin de seguir avanzando
en la plena satisfacción de las necesidades básicas para la vida de nuestro
pueblo: la alimentación, el agua, la electricidad, la vivienda y el hábitat, el
transporte público la salud, la educación, la seguridad pública, el acceso a la
cultura, la comunicación libre, la ciencia y la tecnología, el deporte, la sana
recreación y al trabajo digno, liberado y liberador.”
Considero entonces que la
modificación (que se trata de imputar actualmente como “falsificación”) del
ahora llamado “Programa de la Patria” ocurrió tempranamente, casi
imperceptible, a los ojos y oídos de los partidarios de Hugo Chávez (desde mi
punto de vista, la expresión más ajustada es la de Programa de Gobierno
“Independencia y Patria Socialista”), tal como lo planteó el mismo Chávez en su
presentación definiendo con claridad su horizonte temporal de ejecución: “Este
Programa de Gobierno para el período 2013-2019, responde a la consecución de
dichos supremos objetivos: ¡¡¡ Independencia y Patria Socialista!!!!”.
De manera, que insisto en que el
primer cambio significativo que se ha ido naturalizando es la simplificación de
la denominación de “Programa de la Patria”, cuando allí se definen dos
objetivos ¡Independencia y Patria socialista! Hay que precisar con rigor los
cambios que en el discurso se vienen dando (consciente o inconscientemente,
explícita o tácitamente, voluntaria o involuntariamente) para comprender y explicar
si los mismos afectan la médula teórico-ideológica (sus estructuras temáticas,
sus núcleos semánticos, su semiótica política y social) de los planteamientos
iniciales de Chávez antes de su lamentable partida física aquel marzo del año
2013.
De manera que sigue vigentes un
conjunto de inquietudes planteadas por Chávez en el “Programa de Gobierno:
Independencia y Patria Socialista”, en el llamado “Golpe de Timón” y en su
discurso del 8 diciembre de 2012:
·
¿Por qué plantea un Nuevo Socialismo
para el siglo XXI?,
·
¿Por qué plantea la hegemonía
democrática y la democracia socialista?,
·
¿Por qué habla del fracaso de la
URSS?,
·
¿Por qué justifica la existencia de
un período de transición al Socialismo, enfatizando su vía venezolana, su
carácter progresivo, con su dirección clara y firme?,
·
¿Por qué habla de convencer en vez de
imponer?,
·
¿Por qué habla de traspasar la
barrera del no retorno, de hacer irreversible el socialismo?
·
¿Cuál es la importancia del cambio
cultural en el nuevo ciclo de transición?,
·
¿Qué significado tiene para Chávez el
“poder popular” y la “democracia socialista del siglo XXI”?
Hay que precisar con rigor las
“falsificaciones de los planteamientos de Chávez”, ya que su forma de abordar
el análisis de clases y sectores sociales en Venezuela, su apreciación de la
dinámica geopolítica internacional, de enlazar a este análisis una intervención
política en la correlación de fuerzas (internas y externas), su modo de abordar
la acumulación de fuerzas y el avance revolucionario, de imaginar y trazar el
cuadro de alianzas y conflictos (no antagónicos y antagónicos), su manera de
relacionar gran política, estrategia, tácticas y maniobras constituye una
poderosa herramienta para comprender el lugar del Plan de la Nación como carta
de navegación.
Y si de “ultra-izquierdismo” se
trata, no hay nada más revolucionario y ultraizquierdista que la definición de
principios del PSUV cuando se declara como partido: anticapitalista y
antiimperialista, anticorrupción, socialista, marxista y bolivariano. Las bases
de simpatizantes y militantes del PSUV tendrían que clarificar si están
dispuestos a abandonar el carácter revolucionario de la organización política,
y convertirse en un partido subordinado a modos de gestión política y de
gobierno independientemente de la orientación política, ideológica y económica
que tome. Es decir, si se arriesgan a engranar una maquinaria de poder como lo
fue la trágica experiencia de la institucionalización de la revolución
mexicana, dando paso al partido-oxímoron ([9]): Partido de la revolución institucional.
De manera que más que utilizar la
fraseología sobre la ultra-izquierda, sería más conveniente identificar las
debilidades internas de las organizaciones políticas, fuerzas sociales y
movimientos del gran polo patriótico para la asunción de formas de organización
política de carácter anticapitalista y antiimperialista.
Si no se hiciese, nos encontraríamos
en el atolladero de un complejo de bipolaridad ideológica en la cual se habla
mucho de socialismo pero las costumbres, las prácticas y las líneas de fuerza
apuntan a estancar el proceso bolivariano revolucionario en una fase de
consolidación de patrones de acumulación y regulación de carácter capitalista,
dependiente y rentista, que no logra desarrollar fuerzas productivas con base
al “saber y el trabajo liberador”, ni transforma las relaciones sociales a
partir de una profunda modificación del campo político-institucional (Chávez
señaló literalmente que el proceso de transición pasa por “(…) pulverizar
completamente la forma de Estado burguesa que heredamos, la que aún se
reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas, y darle continuidad a la
invención de nuevas formas de gestión política.”)
En consecuencia, la dirección
político-militar de la revolución luego de la partida física de Chávez, está
siendo interpelada en su disposición de comprometerse efectivamente con el
legado revolucionario de Chávez o desligarse a partir de distintos tipos de maniobras
de distorsión y distracción del Proyecto Nacional Simón Bolívar.
Mientras desde ciertos grupos de
decisión del gobierno de Maduro se apunta a identificar la traición en las
aguas de la ultra (en este caso, de la ultra-izquierda), desde sectores revolucionarios
se apunta a identificar la “traición” en las aguas del “reformismo” y la
“restauración”.
Sin embargo, desde mi punto de vista,
son más dañinos para la revolución no estos espantapájaros, sino las formas de
ortodoxia ideológica de corte dogmático y las prácticas de sectarismo propias
de la cultura política de la vieja izquierda, así como un vergonzoso
“pragmatismo” y “realismo” que encubren todas las formas de oportunismo de
derecha y las prácticas de gatopardo.
La ahora citada Rosa Luxemburgo no puede
ser desdibujada históricamente cuando sus oponentes políticos de izquierda
reformistas la calificaban de “ultraizquierdista”, hecho que le costó la vida:
“Al final de su vida verdaderamente odiaba a esos
políticos de izquierda que tan solo sabían aprovechar las circunstancias
medianamente liberales que se habían ganado luchando, para hacer lo mismo que
todos los demás políticos: una política burguesa en lo oscurito.” (Jörn
Schütrumpf (2011) “Rosa Luxemburgo o el precio de la libertad”. Ed. RLS Dietz Berlín)
De modo que sigue pendiente una
clarificación de los sujetos que encarnan las posiciones de derecha interna en
la revolución bolivariana, promesa que no ha sido hasta ahora desarrollada por
quienes hablan de falsificación del Plan de la Patria.
Todavía queda pendiente un análisis
en profundidad de las modificaciones en el Plan de la Nación que deben ser
ponderadas y cotejadas, evaluando sus posibles consecuencias políticas y
económicas. }
Incluso puede ser perfectamente
compatible una apuesta a desvirtuar la tan necesaria crítica del proceso
bolivariano, lanzando al ruedo “globos de ensayo” a modo de críticas
desmesuradas que refuerzan un ambiente de no-debate y la sedimentación de la
descalificación de las voces que cuestionan aspectos de la política del
Gobierno de Maduro desde el terreno ideológico de la izquierda. Así se
contribuye a fortalecer desde altas esferas del gobierno a determinados
mecanismos de defensa (cerrar filas y disciplinas automáticas), forzando un
falso terreno de conflicto que no contribuye en el avance de la unidad
revolucionaria preconizada en vida por Chávez.
Si fuese este el peor escenario, los
siguientes enunciados serían un simple saludo a la bandera:
“Los Revolucionarios están en el deber de
participar en esta lucha interna cuyo principal campo de batalla es la
ideología, la teoría, es allí que se decide el rumbo del proceso, allí es que
se defiende el pensamiento de Chávez, su sueño.” ([10])
Vale la pena entonces, esforzarse por
clarificar el “campo de batalla”, identificar con precisión no sólo a la
“ideología de derecha” en términos genéricos, sino pasar a determinar a
aquellos representantes teóricos, económicos, mediáticos y políticos que
corresponden al concepto genérico de “derecha interna” (como lo hizo Marx, por
ejemplo, en el 18 Brumario de Luis Bonaparte), pues si trata de defender el
“pensamiento de Chávez” no puede haber medias tintas.
La definición del cuadro de política
económica y social en las próximas semanas y meses ira despejando muchas de las
dudas e inquietudes, develará hacia donde apunta la carga de costos y
beneficios de las medidas a ser asumidas; si en ellas se fortalece la capacidad
de acción y los intereses del factor trabajo, su composición y ciclo de luchas
para así regular, controlar y transformar el cuadro de relaciones dominante de
signo capitalista; o si los escenarios apuntan a una recomposición del cuadro
de mando en alianza con los enemigos de Chávez: el Gran Capital Internacional y
la burguesía criolla, bajo diversos ropajes políticos e ideológicos. Allí
podría decirse quién es quién, lo que significa apuntar a clarificar las
derechas y las izquierdas. ¿Fin del Gatopardo?
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