lunes, 24 de junio de 2013

DEVALUACION ,CORRUPCIÓN Y CAPITALISMO.

CATEDRA IDEOLOGICA:


DEVALUACION Y CAPITALISMO RENTISTA.

El viernes 8 de febrero el gobierno de Venezuela devaluó la moneda un 46,5%, llevando el bolívar venezolano a BsF 6,3/US$ (BsF: bolívares fuertes); en el mercado paralelo, o negro, el dólar cotizaba a casi BsF 19. Cuando Chávez tomó el poder, el tipo de cambio estaba en BsF 0,56/US$, de manera que en términos nominales la devaluación fue superior al 1000%. Sin embargo, en términos reales, el bolívar se apreció, ya que la inflación acumulada entre diciembre de 1998 y diciembre de 2012 fue de casi el 1500%. Según Cepal, a fines de 2012 la moneda venezolana estaba apreciada un 44,5% con respecto al promedio 1999-2009. Sólo en 2012 la inflación fue del 21%, en tanto el tipo de cambio oficial se mantuvo estable en bs 4,3/US$.
Recordemos que desde febrero de 2003 en Venezuela rige el control de cambios, que se estableció principalmente para frenar la fuga de capitales. Lo cual no impidió que continuara el drenaje, a través de la compra de títulos públicos nominados en dólares, y la sobrefacturación de importaciones. Esta última representaría, de acuerdo a Ecoanalítica, el 20% del total de importaciones. Aclaremos también que no se trata solo del comportamiento de la burguesía opositora al chavismo. En las transacciones con los bonos, y en la sobrefacturación de importaciones, se han denunciado negociados de funcionarios y amigos del gobierno (burguesía chavista). Por ejemplo, la empresa estatal Alcasa (transformadora de alúmina en aluminio) estuvo comprando el metal a dólar controlado, para revenderlo a un precio determinado por el dólar libre (Prat, 2012). En el terreno de los bonos, un caso ejemplar es el de Víctor Vargas, dueño del Banco Occidental de Descuento (el quinto más grande del país), quien ha hecho una fortuna operando con bonos argentinos que había adquirido el gobierno venezolano. Esta cuestión conecta con el carácter rentístico de la economía venezolana, y su relación con las formas de acumulación propias de la burguesía estatal, que tratamos más abajo. En cualquier caso, la fuga de capitales, habría sido de US$ 144.900 millones, desde febrero de 2003 a fines de 2012 (Ecoanalítica en base a datos del Banco Central de Venezuela). Esto explica que Venezuela, que ha recibido y recibe una fuerte renta petrolera, y goza de superávit en la balanza de cuenta corriente, padece sin embargo una persistente presión hacia la depreciación de su moneda.
Qué tipo de crisis
Algunos analistas y medios han interpretado la devaluación como la admisión, por parte de las autoridades chavistas, de una crisis económica abierta en Venezuela. “Venezuela reconoció su crisis”, tituló La Nación(Argentina) al día siguiente de la devaluación. Existen, por supuesto, elementos de crisis. En las últimas semanas se aceleró la inflación (y la devaluación la seguirá impulsando). Hay desabastecimiento, en especial en alimentos (el índice de desabastecimiento que elabora el Banco Central fue del 16,3% en diciembre). La brecha entre el dólar oficial y el dólar en el mercado negro sigue alimentando la especulación y la fuga de capitales. Y la industria está estancada. Pero por otra parte, en 2012 la economía creció un 5,5%, y en 2011 se había expandido el 4% (remontando la caída del 1,5% en 2009). El superávit en la cuenta corriente equivale al 4,5% del PBI; si bien es menor que el 8,7% de 2011, de todas maneras está lejos de disparar una crisis cambiaria. Los pagos de la deuda externa representan apenas el 5% de las exportaciones. Además, si bien los índices de pobreza y miseria extrema no han mejorado desde 2008, tampoco se han deteriorado. Recordemos que la pobreza en 1998 alcanzaba al 50,4% de la población, a fines de 2011 el 31,9% ; en el mismo lapso, la pobreza extrema bajó del 23% al 8% (INE y Cepal). También han mejorado los indicadores de salud y educación. El consumo promedio de electricidad de los hogares aumentó el 166% entre 1999 y 2012 (según fuentes oficiales y Cepal). Estas mejoras son el fundamento del apoyo popular que goza el chavismo. Aunque la devaluación tendrá efectos negativos sobre los ingresos y el nivel de vida de las masas trabajadoras y el pueblo. En definitiva, la coyuntura parece ser de crecientes dificultades de la economía, pero no se estaría en vísperas de una crisis explosiva. Al menos, en tanto el precio del petróleo se mantenga en el mercado internacional.
Economía rentista
Sin embargo, y por encima del análisis de coyuntura, hay que señalar que la devaluación es la expresión de problemas estructurales. El tema central es que la economía venezolana no ha superado su carácter rentístico, y atrasado. En otras notas he planteado que la clave del desarrollo pasa por qué se hace con el excedente, si se destina principalmente a ampliar la matriz productiva; o se canaliza a gastos improductivos (en el sentido de Marx); o sale del país. Es un hecho que en la última década Venezuela recibió una cuantiosa renta petrolera, y que el gobierno la canalizó hacia el Estado. De acuerdo a datos que proporciona Pdvsa, desde 1999 a 2012 el Estado tuvo un ingreso de 383.233 millones de dólares provenientes del petróleo, debido no solo a la mejora de los precios, sino también al aumento de las regalías que pagan las transnacionales, a otros cambios impositivos, y al incremento de la participación de Pdvsa en el negocio. Solo el aumento de las regalías e impuestos representaron un incremento de casi 252.000 millones de dólares, siempre según las fuentes oficiales. Sin embargo, este ingreso no dio lugar a un proceso de industrialización sostenida, ni al desarrollo de sectores productivos de alto valor agregado. Una parte importante de la renta que captó el gobierno de Chávez se destinó a mejorar los niveles de vida de las masas más empobrecidas. Pero no hubo un proceso paralelo de acumulación productiva. Es una realidad que una porción significativa de la plusvalía se destinó al gasto suntuario; alimentó la especulación y el enriquecimiento de fracciones burguesas (o de lo que podríamos llamar burguesía estatal); o terminó en el exterior. Para explicarlo con un ejemplo: uno de los muy buenos negocios que hizo el Banco Occidental de Descuento fue comprarle al gobierno venezolano los bonos argentinos al dólar oficial, y revenderlos a una tasa cercana al dólar negro. Es claro que esta operatoria en sí misma no es generadora de valor. Simplemente habilita al enriquecimiento rentístico de una fracción de la clase dominante, y la fuga de capitales de los inversores en los bonos.
En otros términos, la acumulación rentística, apalancada en el capitalismo de Estado, estimuló el crecimiento de sectores del capital que se benefician de sus negocios con el gobierno. También benefició a los que logran escalar en la burocracia estatal. A su vez, la acumulación de activos financieros (en el exterior) y el gasto suntuario (incluidos aviones privados, yates y mansiones en Venezuela, Miami o Europa), aseguran objetivamente la reproducción de la lógica rentística. Es que un proceso de acumulación de capital productivo daría lugar a un fortalecimiento social de la clase obrera, que podría socavar, a mediano o largo plazo, el poder de la burguesía y la burocracia rentística.
Debilidad industrial
La ausencia de reproducción productiva ampliada explica que la recuperación económica a partir de 2010 se haya debido casi enteramente a la mejora de los precios del petróleo, y al aumento de la demanda derivada del gasto estatal que posibilitó la renta incrementada. Es un dato significativo que la participación de la industria en el producto interno, según datos del Banco Central de Venezuela, haya disminuido desde el 18% del PBI en 1998 al 14% en 2012. En el último año, el crecimiento industrial fue casi nulo, del 0,3%. Según la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), en 9 de los 16 sectores sobre los que lleva estadística estaban produciendo, en agosto de 2012, entre el 14% y el 44% menos que en el año base del indicador, 1997. Se trataba de textiles, metales comunes, productos de metal, minerales no metálicos, vehículos automotores, maquinarias y aparatos eléctricos, prendas de vestir, cueros y maquinarias y equipos. La utilización de capacidad de la industria, también en agosto del año pasado, era del 55%. Los empresarios también sostenían que los sectores que más crecían eran los vinculados a la producción de bienes no transables, en tanto se estancaba la producción de transables. Esto último también surge de los datos del Banco Central, y estudios privados como Ecoanalítica. El promedio anual de crecimiento entre 1999 y 2010 de Comunicaciones fue del 11,15%; Instituciones financieras y seguros 5,63%; Construcción 4,34%. En cambio los productores de bienes transables se estancaron: Manufactura 1,29%; Minería 0,2% y actividad petrolera 1,33% (Oliveros, 2012). Es interesante también que entre las 10 empresas más grandes del país, 5 son bancos y aseguradoras (ranking de Venamcham).
Este desarrollo desigual se vincula con efectos asociados a la apreciación de la moneda, y realización del valor. Vuelvo a enfatizar que la expansión de las instituciones financieras y seguros (al pasar, el sector seguros fue otra fuente importante de negociados y enriquecimiento) no implica la ampliación de la matriz productiva. Lo mismo puede decirse de una parte de lo destinado a construcciones residenciales; naturalmente, son necesarias, pero no mejoran sustancialmente la capacidad productiva. Es un hecho, sin embargo, que la formación de capital bruto fijo (incluye mejoras de la tierra, equipos y maquinaria, plantas, construcción de caminos y ferrocarriles, construcción residencial) se mantiene en niveles relativamente altos con respecto al resto de América Latina: entre 2003 y 2011 fue, en promedio, del 23,9% del PBI (Banco Mundial). Lo cual demuestra que existen sectores del capital privado que han invertido en los 2000, y lo hicieron porque encontraban oportunidades de ganancias. Pero esos niveles de inversión no alcanzan a modificar el carácter atrasado de la economía, ni revierten el crecimiento desarticulado y desigual de sectores. El problema se agrava porque en muchos sectores estatales las inversiones no han ido acompañadas de incrementos paralelos de productividad, derivados del avance tecnológico (véase más abajo). Por eso, la debilidad de la acumulación explica que se haya asistido a una reprimarización de las exportaciones: en 2012 el 96% de los ingresos por exportaciones provinieron de Pdvsa y sus asociadas. Esta forma de inserción del capitalismo venezolano en el mercado mundial es el reflejo del carácter atrasado, y deformado, de su estructura productiva. La economía de conjunto es entonces extremadamente vulnerable a los cambios en la situación del mercado petrolero mundial.
Capitalismo de Estado
El capitalismo de Estado no parece haber dado frutos notables en materia de productividad y producción. Tal vez el sector que exhibe mayores logros es el de producción eléctrica; Venezuela es el segundo país de América Latina con mayor capacidad instalada para generar kWh por habitante (Cepal). Según datos del gobierno, la inversión en producción de electricidad aumentó un 371% desde que Chávez tomó el poder. La crisis de 2010 se habría debido principalmente a factores climáticos, concretamente la sequía del Niño. Sin embargo, en otros sectores productivos, y en la industria estatizada, los resultados son muy modestos, por decirlo de forma suave.
Sidor, productora de acero, terminó 2012 con una producción de 1,7 millones de toneladas, un 30% menos que en 2011. En 2006 producía 4,3 millones; el nivel de 2012 es similar al de 1998, y Venezuela ha debido recurrir a las importaciones de laminados. Trabajadores agrupados en el Equipo de Alianza Sindical han planteado que la conducción de la empresa está llevando a ésta “a un desastre operativo y financiero comprometiendo el patrimonio de todos los venezolanos”. Denuncian también corrupción (como la asociada a la “mafia de las cabillas”) y otros manejos oscuros.
Tavsa, productora de tubos de acero, integrante del complejo de Sidor, ha estado paralizada desde hace 5 años debido a que la segunda no le entrega los tochos de acero, la materia prima para fabricar los tubos (Prat, 2012 y denuncias del sindicato). Pdvsa, que hasta 2007 compraba los tubos a Tavsa, ahora los está adquiriendo a China, y en menor medida a México. Los trabajadores de Tavsa han denunciado la situación; sostienen que es necesario pagar deudas con proveedores por unos 20 millones de dólares y reactivar la compra de herramientas que han quedado obsoletas. También reclaman por deudas salariales. En los últimos meses la empresa estuvo produciendo al 10% de su capacidad usual; y durante años estuvo sin producir.
Bauxilium proveía a Venezuela de bauxita, con una producción anual de 6 millones de toneladas. Actualmente produce 2,5 millones, y el país importa bauxita. Se denuncia que no ha habido inversiones, y los equipos se deterioraron (Prat, 2012).
En cuanto a Alcasa, la empresa tenía en principio una capacidad instalada para producir 210.000 toneladas métricas de aluminio primario anuales, pero actualmente produce algo menos de 70.000 toneladas. Según denuncias de trabajadores, muchas celdas (en las que se lleva a cabo la transformación de la alúmina) se han desactivado; también habría falta de mantenimiento, además de las maniobras especulativas ya mencionadas (Prat, 2012). En años recientes la empresa tuvo pérdidas, debido a los altos costos y cortes de electricidad, que se combinaron con la caída de los precios internacionales por la crisis, y la apreciación cambiaria. Venalum, otra empresa de aluminio, conformada por capital mixto estatal y privado, también ha bajado notablemente la producción. Esto ha repercutido en otras empresas que tienen al aluminio como insumo, como Sural, productora de conductores eléctricos, que está operando muy por debajo de su capacidad.
Incluso el sector petrolero no tuvo una expansión significativa. La producción se mantiene desde hace años en algo menos de 3 millones de barriles diarios (el informe más reciente de la OPEP dice que el promedio en 2012 fue de 2,8 millones b/d). La meta del Plan Estratégico de Pdvsa, anunciado por Chávez en 2005 preveía llegar en 2012 a los 5,4 millones b/d. Además, preveía llevar la capacidad de refinación, también en 2012, a 2 millones de b/d. Sin embargo, a fines de 2011 la capacidad era de 1,3 millones de b/d, y en 2012 cayó un 0,8% con respecto a ese nivel. Según la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros, la compañía ha descuidado el mantenimiento e inversión en sus plantas. Y Pdvsa necesitaría construir más plantas para refinar el petróleo pesado. Dirigentes sindicales sostienen que las refinerías están trabajando a la mitad de su capacidad, y por esta razón se están importando combustibles. En este respecto, la experiencia venezolana de la última década se ha diferenciado de otras economías basadas en la renta petrolera, que en los años 1970 y 1980 intentaron desarrollar una fuerte industria pesada (por caso, Argelia). Aunque no salieron por ello del atraso (el problema es más complejo que simplemente transferir renta al capitalismo estatal), desplegaron una política bastante distinta de la chavista.
Precisemos también que la devaluación, según cálculos del gobierno venezolano, aportaría unos BsF 84.000 millones provenientes del petróleo, lo que representa el 21% del presupuesto. A fines de 2012 el déficit fiscal equivalía al 7,5% del PBI, según el Banco Mundial; aunque otras fuentes como The Economist lo elevan al 15%. En consecuencia, esos ingresos son esenciales para sostener el gasto del Estado (parte de las ganancias de la empresa se canalizan al Estado a través del Fonden), que es un componente clave de la demanda.
Capitalismo rentístico y conflicto social
La noción de moneda apreciada o depreciada en términos reales está en relación estructural con el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas de un espacio nacional, y más particularmente con la productividad de sus empresas. En los países con baja productividad relativa existe una tendencia que podríamos llamar “estructural”, al tipo de cambio real alto (moneda depreciada). Es la forma en que los capitales tecnológicamente atrasados intentan insertarse en el mercado mundial. Desde este punto de vista, la devaluación del bolívar mejorará la posición competitiva de un sector del capitalismo privado y estatal venezolano. Pero esto no significa una mejora en las condiciones de producción de valor (esto es, una mejora de productividad), sino a una redistribución regresiva del ingreso; la caída del salario en términos de dólar. Con el agregado que acentuará presiones inflacionarias; y no existe seguridad alguna de que se frene la presión sobre el mercado cambiario. El problema decisivo es que la devaluación no modifica el carácter rentístico del capitalismo venezolano. La solución no pasa por una cuestión “técnica” -tal o cual precio del dólar, tal o cual medida impositiva, etc.- porque el mal tiene una raíz social. Las contradicciones planteadas arraigan en relaciones de producción específicas, caracterizadas por la explotación del trabajo. Hay que decirlo con todas las letras: los trabajadores venezolanos no solo son explotados por el capital privado. También son explotados por el Estado capitalista, y las empresas estatales. Un trabajador de Pdvsa produce plusvalía; cuando los funcionarios se enriquecen desde las cumbres del Estado, están participando de la explotación de ese trabajador. Forman parte de la burocracia estatal capitalista. Esta es la razón de fondo de por qué no se pueden hermanar los intereses, aspiraciones y reivindicaciones de la clase trabajadora, y de los sectores populares, con los intereses del capitalismo de Estado (ni con las fracciones del capital “nacional y progresista”).
Por supuesto, existe un enfrentamiento profundo entre el gobierno y la oposición burguesa. Pero el mismo no debe ocultar que la contradicción capital – trabajo subyace a la relación burocracia del Estado capitalista – trabajadores de empresas estatales. Dado su carácter de clase, la burocracia estatal no es “reformable”. No hay manera de ir al socialismo presionando al capitalismo de Estado. La razón ancla en las relaciones sociales antagónicas. La contradicción central es la que existe entre la clase trabajadora, por un lado, y los explotadores, sean estos altos funcionarios del Estado, burgueses enriqueciéndose a costa del Estado, o capitalistas de la oposición intentando sacar sus riquezas de Venezuela, por el otro. Gran parte de los datos que he registrado en esta nota acerca de corrupción, mal manejo, desatención de los bienes “públicos” (entre comillas porque en realidad no pertenecen “al público”) y arbitrariedades de los burócratas y funcionarios, provienen del seno de la misma clase trabajadora (ver, por ejemplo, http://www.laclaseinfo; también testimonios en Prat, 2012).
Las tensiones y choques entre trabajadores y directivos de empresas y del Estado, constituyen manifestaciones de ese antagonismo de clase. Las agresiones y ataques que han padecido dirigentes obreros leales a sus bases, por parte de sicarios o grupos de sujetos armados, también serían expresión de lo mismo. Por ejemplo, en la zona industrial de Guayana muchos líderes sindicales que han denunciado lo que sucede en sus empresas han sido encarcelados, otros fueron muertos misteriosamente. No se trata de “confusión” o “errores” de parte de los burócratas; tampoco de grupos descarriados de violentos que atacan a trabajadores. De la misma manera, cuando Chávez declaró que “los sindicatos no deben ser autónomos” en Venezuela, está respondiendo a una visión de clase. Más precisamente, las acciones de la burocracia estatal están determinadas por la lógica de su reproducción social rentística. Obedecen a la necesidad de impedir cualquier cuestionamiento real al poder del Estado (de sus funcionarios) en los centros de la producción, o al manejo y apropiación del excedente. En tanto la apropiación de plusvalía (renta petrolera estatizada) dependa de la posición que ocupan en el Estado, los funcionarios (y la burguesía que crece a su amparo) no deberían estar interesados en el fortalecimiento social o político (capacidad de decisión propia) de la clase obrera. Por este motivo, la burocracia chavista no alteró de alguna manera esencial el patrón de acumulación rentístico tradicional de Venezuela. Utilizó parte de la renta incrementada para mejorar la situación social de los sectores más empobrecidos, lo que le permitió también tener una importante base de apoyo. Pero se cuidó de dar poder real a la clase social que podía cuestionar toda forma de explotación, privada o estatal, nacional o extranjera. El régimen político, por supuesto, está condicionado por esta base económica.

Por último, no hay que olvidar que Venezuela continúa siendo una economía capitalista. Estamos ante una combinación de capitalismo estatal y capitalismo privado. Las relaciones conflictivas entre el capital privado y el estatal no alteran su base común de ingresos, la plusvalía (el trabajo no pago). Más de 10 millones de trabajadores están bajo la relación asalariada del capital privado. Incluso las empresas privadas extranjeras siguen teniendo un peso importante en la economía. Según el ranking de las compañías más importantes, que elabora la Cámara Venezolana Americana de Comercio e Industria (Venamcham), sobre 296 empresas encuestadas en 2012, el 32% eran de capital extranjero y otro 9% de capital mixto. La acción del Estado debe analizarse en este marco más general.

jueves, 20 de junio de 2013

RECORDAR LOS PASOS DE CADAFFI.

Gira por los Predios del DEMONIO
RECORDAR LOS PASOS DE GADAFFI

Mucho cuidado señores y (as) cuando lacayos del imperio y sus aliados colocan una mano en las espaldas de los hombres o mujeres que representan a países con un rico potencial energético, es porque en la otra mano tienen el puñal, por lo tanto alerto de no caer en deslumbramientos y adulaciones, es el consejo de este escribidor del pueblo que expresa de manera clara y precisa, para que se entienda bien, el Pueblo venezolano y los de todo el mundo, no se están chupando el dedo y saben perfectamente, lo que está ocurriendo en materia geopolítica, en este mundo que luchamos sea multipolar, los Pueblos están conscientes, que sigue siendo unipolar, veamos lo que está ocurriendo en países más desarrollados que el nuestro en materia industrial, nuestro querido y vecino Pueblo hermano de Brasil y Turquía país con el cual también tenemos relaciones estrechas en materia de Vivienda, pero han sido sorprendidos por una explosión social de impredecibles proporciones, a eso nos lleva el capitalismo salvaje ¿Y CON QUIENES VENEZUELA ESTA HACIENDO INTERCAMBIOS?
¿Por qué no establecemos grandes trincheras con los países No Alineados que son nuestra naturaleza?

Este viaje a Europa que realiza nuestro presidente Maduro, no se realizara, si el gobierno estadounidense no hubiese reconocido al nuestro y la razón de esta gira se da, porque nosotros nos doblegamos, fuimos blandengues, le teníamos un gringo preso que estaba insertado en la desestabilización y se lo entregamos, si no es verdad esto que escribo, pido disculpas, pero a los hechos me remito.

Ahora me referiré a esta gira que muchos califican de exitosa, yo guardo serias reservas, a los poderosos de la tierra, solo les interesa tener fácil acceso a las riquezas básicas de los países que las tienen y cuando alguno de ellos coloca obstáculos, DIOS nos libre y nos pille confesados, es lo que ha pasado y pasa, ya lo hemos experimentado con la crueldad que actuaron en Irak, Libia y amenazan a través de Siria a Irán.

Lo que ocurrió con Libia, fue producto de los errores cometido por su líder Gadaffi que creyó en las buenas relaciones con los imperialistas y depositó las reservas económicas de su país en la banca de los demonios, su final fue horroroso a igual como lo hicieron con Sadan Hussein, así traicionan los poderosos de este mundo y que tienen su jefe en Israel pero su operador bélico, es el departamento de estado de los Estados Unidos.

Todos los países recorridos por nuestro gobierno incluyendo el Vaticano, son actores de estas y todas las masacres que sufren los Pueblos indefensos, alerto a mi Patria, todo lo que brilla, no siempre es oro, nuestro país requiere de fortalecer definitivamente nuestra agricultura y ganadería como lo más prioritario, es la URGENCIA, es el alimento de las generaciones actuales y futuras, nunca lo olvidemos ni por un instante, los demonios vienen por el petróleo, creo que nuestro Presidente por el cual votamos por orden del Comandante Eterno, debe leernos y escucharnos, vemos con profunda preocupación que estamos tendiendo la mano a los traidores de siempre, camarada Presidente, el que traiciona una vez, traiciona toda la vida y OJO con los demonios que ha visitado.

Camaradas, si queremos de verdad ser libres y soberanos y pensar en ser un Pueblo Socialista, tenemos que echarle BOLA el Miedo Pal Carajo




Pedro Marillán Sánchez
Comunicador Social Alternativo pedromarillan41@gmail.com pedro_marillan@hotmail.com

Caracas, 19 de junio del año 2013
Año de VICTORIAS del Pueblo

sábado, 8 de junio de 2013

SABER CONTRA HEGEMONÍA, LEGADO DE CHAVEZ.

Notas para su discusión ante los desafíos de la Revolución Bolivariana

Saberes contra-hegemónicos y legado de Chávez









1.- INTRODUCCIÓN:
Generalmente se supone que un proceso revolucionario se acompaña de la generación de una nueva concepción del mundo, de un pensamiento crítico revolucionario construido a partir de informaciones, conocimientos, saberes, ciencias, nuevos valores y normas de conducta, formas de sensibilidad, afectividad y también conceptos que se enfrentan al sistema hegemónico mediante la articulación de sentidos y significaciones de un proyecto alternativo frente al Capital.  
De allí la importancia de la teoría crítica y revolucionaria. No basta que una teoría crítica se postule como crítica teórica de la realidad dominante, pues debe fecundar una praxis revolucionaria; es decir, responderse a la interrogante: ¿Cómo contribuye esta interpretación crítica a la transformación de la realidad social?
Y en contraste con las experiencias históricas de construcción del socialismo, sabemos que un aparato político burocrático puede degradar la teoría revolucionaria hasta hacerla irreconocible, decapitando y excluyendo de su seno lo que la hace diferente sustantivamente de las teorías funcionales del poder-dominación: su carácter radicalmente crítico, su irrevocable vocación de insumisión en el terreno del pensamiento y de la acción. Sin embargo, aunque esto es teóricamente es correcto, no basta
2.- RENOVAR LOS CÓDIGOS DEL PENSAMIENTO CRÍTICO SOCIALISTA:
Como ha planteado el pensador crítico portugués Boaventura de Sousa Santos las formulaciones convencionales de la teoría crítica moderna (desde el marxismo, en todas sus variantes, a la teoría crítica de la escuela de Frankfurt) persisten en su empeño de desarrollar las posibilidades emancipadoras dentro del paradigma dominante de la Modernidad occidental, transformándose en estrategias reguladoras dictadas por el propio sistema histórico y, en definitiva, al servicio del paradigma  de ciencia dominante.
De allí, cabe afirmar que con la consolidación de la convergencia entre el paradigma de la modernidad y el capitalismo, a partir de la mitad del siglo XIX, se entra en un proceso de degradación producido por la transformación de las energías emancipadoras en energías reguladoras. De Sousa santos analiza el mundo de las cinco mono-culturas hegemónicas:
a) mono-cultura del saber, que cree que el único saber es el saber riguroso calcado de la tecno-ciencia y de los paradigmas empírico-analíticos (epistemicidio);
b) mono-cultura del progreso, del tiempo lineal, que entiende la historia como un camino de dirección única de desarrollo;
c) mono-cultura de la naturalización de las jerarquías, que considera un fenómeno inscrito en la naturaleza, y por tanto, cree inmodificable las jerarquías por razones de raza, etnia, clase, género;
d) mono-cultura de lo universal como único criterio válido, al margen del contexto; lo opuesto a lo universal es vernáculo, carece de validez; lo global toma preeminencia sobre lo local;
e) mono-cultura de la productivismo, que define la realidad humana por el criterio del crecimiento económico como objetivo racional incuestionable; criterio que se aplica al trabajo humano, pero también a la naturaleza, convertida en objeto de explotación y depredación.
Una lectura atenta de estos criterios críticos lleva necesariamente a transformar el paradigma de la transición socialista en una dirección imprevista para sus fundadores:
a) Cuestionar el llamado socialismo científico en la medida en que su fundamentación epistémica refiera a la ciencia burocrático-instrumental y al positivismo,
b) Cuestionar la asunción desde la izquierda de la idea de progreso propia de la modernidad occidental,
c) Cuestionar la separación entre explotados y explotados, junto a la separación entre gobernantes y gobernados, incluyendo una superación del reduccionismo de clase, lo cual implica tomar en cuenta la lucha contra todas las desigualdades, dominaciones y exclusiones;
d) Cuestionar los modelos mono-culturales de socialismo, en tanto reconocimiento inevitable de los contextos culturales específicos y particulares;
e) Romper decididamente con la idea del socialismo basado en el desarrollo necesario e inevitable de las fuerzas productivas, sin tomar en cuenta simultáneamente que el Capital promueve fuerzas destructivas sobre la condición humana y sobre los sistemas ambientales, derrumbando el mito del productivismo socialista.
De esta manera, lo que convencionalmente la teoría revolucionaria denominó transición socialista, hoy puede ser transformada por un llamado simultáneo a una revolución socialista, democrática, ecológica y descolonizadora.
Una revolución socialista a secas es completamente insuficiente. De allí la importancia de los saberes contra-hegemónicos: saberes contra las hegemonías establecidas en diversos espacios de poder, contra las clasificaciones jerárquicas y excluyentes establecidas en función de un proceso abierto de revolución democrática permanente.
3.- LA IMPORTANCIA DE LA DEMOCRACIA RADICAL:
Como conclusión tenemos que aquellas formas de socialismo  que no se fundan en formas de democracia radical, conducen a las conocidas formas de estatismo autoritario o colectivismo burocrático. De allí la centralidad de la democracia radical, participativa, deliberativa y protagónica distinta las formas de elitismo político revolucionario (leninismo dixit) y burocratismo socialista (estalinismo dixit).
No es posible seguir manteniendo hoy desde el campo de las izquierdas el desprecio a la democracia participativa y protagónica de formas de socialismo contra-hegemónico, como los consejos democráticos del poder popular, como  formas de liberalismo o de anarquismo. Lo que está en juego en estas formas de desprecio de la democracia radical es la conversión de energías emancipadoras en energías reguladoras.
O para decirlo en palabras de Marx: la veneración supersticiosa del Estado y de su razón instrumental de mantenimiento del poder por el poder mismo se devora la construcción del Poder Popular y Comunal. De allí que muchos compañeros y compañeras revolucionarias son bautizados con fuego por la razón de estado como encarnaciones de roles de  burócratas-funcionarios apenas son tomados de la mano para cumplir y exigir obediencia a la razón burocrático-instrumental: el pragmatismo del poder. De esta manera se enfrentan al dilema existencial entre el rol de conservar el poder (con todo el espacio de racionalidad, cálculo y control que esta exigencia comporta) y promover la revolución (con todas las limitaciones de las revoluciones realizadas desde la caja de herramientas de una burocracia).
El proyecto de democracia socialista y participativa recupera otras procedencias silenciadas u olvidadas  en el seno de la propia tradición derivada de Marx: la crítica de Rosa Luxemburgo a los errores de la revolución Rusa, la autocrítica de Trotsky en la revolución traicionada, la crítica de Gramsci a las formas de concebir la formación de la conciencia y la ideología revolucionaria (conciencia bancaria), la crítica del austro-marxismo frente al silenciamiento de la cuestión nacional y los contextos culturales específicos, la crítica del consejismo a la desconfianza de las formas organizativas autónomas de las clases explotadas sin la mediatización del partido-aparato que los concibe solo como correas de maniobra y control desde arriba.
4.- CONTRA LA REPRODUCCIÓN DE LA DOMINACIÓN DESDE LA REVOLUCIÓN:
Para combatir los registros simbólicos e imaginarios de la dominación, de la coerción política, de la hegemonía ideológica, de la explotación económica, de la injusticia y exclusión social, de la negación-discriminación cultural, de la destructividad ambiental, es preciso contar no sólo con herramientas teóricas, con pensamientos críticos, con teorías, con lo que algunos marxistas críticos y heterodoxos llamaron ciencia revolucionaria (pensamiento insumiso o insurgente), sino que además es preciso contar con lo que Gramsci llamó núcleos de buen sentido, con lo que Castoriadis llamo Imaginarios críticos radicales. Plantea Gramsci sobre las relaciones entre sentido común y buen sentido:
Cada estrato social tiene su sentido común que, es en el fondo, la concepción mas difundida de la vida y de la moral concepción que es absorbida acríticamente por los diversos ambientes sociales y culturales en que se desarrolla la individualidad moral del hombre medio.
La dislocación del sentido común hegemónico o la individualidad moral e intelectual del hombre-medio, es justamente una tarea práctica de superación de las concepciones y hábitos de pensamiento acriticamente asimilados, a partir del ejercicio de formas de reflexión profundamente críticas, que no son espontáneas sino actitudes vitales y conscientemente guiadas para el desprendimiento de las visiones reproductoras desde los propios sectores dominados y subalternos, distintas además de una visión de la conciencia revolucionaria que es depositada desde afuera por intelectuales revolucionarios provenientes de otras clases o estratos (Kaustky y Lenin dixit).
Ni espontaneidad de la conciencia revolucionaria ni concepción bancaria que desde afuera rellena al pueblo alienado de la verdadera conciencia para transformar la realidad hegemónica.
Para Gramsci, en cambio (como para Luxemburgo, Korsch, Pannekoek y una estela de pensadores críticos, como Castoriadis) la transformación del orden establecido, es impensable sin el involucramiento directo del propio pueblo; y aunque sin desestimar el rol orgánico de los estratos intelectuales, adviertiendo lo infecundo de una separación respecto a las masas trabajadoras, respecto al bloque social de los oprimidos y explotados.
Las clases subalternas no son sólo clientes o las beneficiarias directas del cambio social, sino que son sus propios protagonistas y participantes en un marco de autonomía moral, intelectual, política y organizativa. Esto tendra consecuencias fundamentales sobre la concepción de las organizaciones de lucha social y política.
Para lograr esto, es preciso hacer la crítica de las concepciones encubiertas de las clases dominantes presentes en las clases subalternas, superarlas para construir una concepción nueva, en la que se establezca la unidad entre la teoría y la práctica, entre la política y la filosofía. Unidad, aunque sea relativa, entre teoría y práctica, existe en la clase dominante. Pero las clases subalternas y populares aparecen fracturadas y dislocadas en su capacidad de expansión de su espacio hegemónico. El control ideológico sigue estando en la estructura de mando y explotación del Capital, producto de la eficacia de sus dispositivos hegemónicos pero también de los graves errorees de dirección de quienes son portavoces de tareas de conducción revolucionaria.
Se trata, por cierto, de ver si esta unidad en la burguesía, no es ella misma contradictoria, pero ademas la unidad que caracteriza a las clases subalternas no puede ser funcional a la dominación de los sectores dominantes. La unidad entre acción y teoría de los sectores populares y subalternos es para derrumbar un sistema hegemónico, no para reproducirlo y ser vagon de cola de esta estructura de mando y explotación. Tales clases populares permanecerán siendo subordinadas hasta que haya avanzado el proceso de unificación entre acción y teoría, entre política y filosofía revolucionaria de la liberación.
Se trata, pues de elaborar una concepción nueva, que parta del sentido común, no para quedar estancada en el sentido común, sino para criticarlo, depurarlo, unificarlo y elevarlo a lo que Gramsci llama buen sentido, que es para él la visión crítica del mundo. Este proceso queda claramente establecido en el siguiente pasaje:
"La posición de la filosofía de la praxis es antitética a la católica: la filosofía de la praxis no tiende a mantener a los simples en su filosofía primitiva del sentido común, sino, al contrario, a conducirlos hacia una concepción superior de la vida. Se afirma la exigencia del contacto entre intelectuales y simples, no para limitar la actividad científica y mantener la unidad al bajo nivel de las masas, sino para construir un bloque intelectual-moral que haga posible un progreso intelectual de masas y no sólo para pocos grupos intelectuales".
En Gramsci, entoces no podemos encontrar ni una concepción bancaria (Freire dixit) de la pedagógía y la política revolucionaria, ni una concepción populista en la cual se suponga que los saberes populares, por si mismos, puedan superar las influencias e intrusiones de los procesos de hegemonía de las clases dominantes. La formación de un bloque intelectual moral, de un intelectual colectivo supone superar la visión individualista-capitalista de la función de los intelectuales. De manera tal que la hegemonía no es sólo política, sino que es además un hecho cultural, moral, de formación y depliegue de una nueva concepción crítica y revolucionaria del mundo.
5.- CONTRA EL REFORMISMO ADECO EN LA REVOLUCIÓN:
Hay quienes suponen, en nuestro contexto sociopolítico, que basta confiar en el sentido común de las clases populares y subalternas para que la revolución bolivariana vaya en el camino correcto. Grave error de una concepción populista y reformista que no se plantea las tareas de una filosofía de la praxis como critica revolucionaria.
Para Gramsci, la hegemonía que ejerce el bloque social dominante no sólo se hace través de la coerción, sino además, a través de la diseminación del consenso desde una sedimentación histórica de sentido comun, logrando convencer de su visión del mundo, costumbres, sentido hegemónico que favorecen el reconocimiento de su dominación por las clases dominadas y subalternas. Debemos retener esto, costumbre, hábito y supuestos que permiten la reproducción de las separaciones naturales entre gonernantes y gobernados, entre dominadores y dominados, entre explotadores y explotados, entre intelectuales y masa.
Recordando siempre que para Gramsci, una cosa es posser las facultades de construcción intelectual (que es de todos y todas), y otra cumplir la función social de los intelectuales. De manera que el sentido comun hegemónico actúa como precipitado histórico, como sedimentación el discurso hegemónico constituyendo la visión que los sujetos hacen suya como reconocimiento de su propia concepción del mundo, a partir de dispositivos de saturación de sentidos y significados, que sustentan o incrementan reiteradamente el poder ideológico de las clases dominantes. Interesante en este punto, es observar como la propia clase política dirigente de la revolución se impregna de la ideología dominante, reproduciéndola y marcando los límites de lo posible en concordancia con sus nuevas condiciones de existencia material; es decir, como controladores inmediatos de recursos económicos, cargos y funciones de dirección política.
A su vez, al producirse la precipitación, sedimentación y ésta "saturación" del poder hegemónico, se va generando en medio de un clima de tensiones, resistencias y ahogo de impugnaciones, las formas de consenso en las clases subalternas, indispensable también par el mantenimiento y reproducción del sistema.  El colmo del asunto es que las llamadas vanguardias revolucionarias son inhibidoras de la activación de la conciencia revolucionaria: el partido revolucionario se vuelve partido del orden y el gobierno revolucionario se vuelve gobierno de reformas.
Actúan entonces como sensatos bomberos para promover la estabilización relativa, contribuyendo a fijar como camino correcto, o incluso configurando conductas de pacto y conciliación con las elites de poder económico, mediático, militar o eclesiástico en nombre de los principios tácticos de la maniobra y la flexibilidad, para ganar tiempo y otros pretextos ya conocidos. Detrás de los llamados promotores del dialogo y la concertación social con los sectores dominantes no estamos sino frente a portavoces de las revoluciones interrumpidas (Florestan Fernández dixit).
De manera que una clase política dirigente que no este comprometida con la formación de núcleos de buen sentido, que no estimule la conciencia crítica en contra de la hegemonía del bloque social dominante, que no favorezca la impugnación y desarrollo del pensamiento crítico y revolucionario, junto con luchas que afecten las relaciones de dominación establecidas, sino que más bien contribuya a reforzar el sentido común hegemónico trabajando a favor del pacto con los sectores dominantes para un proceso de estabilización de la hegemonia capitalista no puede considerarse una concepción afín a una revolución socialista.
Allí reside el engaño del populismo y del reformismo de izquierdas. ¿Dijo usted socialdemocratización? Mejor digamos comportamiento ADECO. Aquí son recomendables algunas palabras dichas por Luis Beltran Pietro Figueroa, por provenir de alguien que conoció muy desde dentro este comportamiento ADECO:
La visión que tiene la gente del adeco es la de un hombre sin convicciones. Alguien que usa el poder para su propio beneficio. Es una persona que se cree autorizada a no tener ninguna doctrina o abandonarla cuando le conviene. (Entrevista en VENEDEMOCRACIA de Alicia Freilich de Segal).
Para Prieto, flexibilizar una ideología política en nombre del pragmatismo de las situaciones era algo muy distinto a capitular en cuestiones de concepción del mundo por las presiones de las circunstancias y conveniencias del momento. Por ejemploel llamado golpe de timón y el Proyecto Independencia y Patria Socialista pueden ser completamente desmontados, bajo la conveniencia del pragmatismo del Poder. Todo en nombre de no perder la Revolución.
6.- SE PUEDE PERDER LA BATALLA DE IMAGINARIOS:
Por otra parte, a la batalla de ideas le acompaña la batalla de imaginarios, de representaciones, sean estéticas, éticas, de todo el material semiótico disponible para afectar la trama de relaciones sociales dominantes: imágenes, sonidos, sabores, corporalidades, afectividades e intensidades.
Toda la trama sociocultural en las sociedades de dominación y desigualdad está teñidas de la violencia de los símbolos sociales (Harry Pross dixit): clasificaciones jerárquicas, mandatos, órdenes, prescripciones, interdicciones, dominaciones naturales, meritocracias justas, jerarquización de categorias sociales, capitales simbólicos diferenciados (Boudieu dixit).
Suponer que la llamada lucha ideológica trata de una batalla de doctrinas político-filosóficas es un reduccionismo por partida doble, es una escena donde compiten sacerdotes e intelectuales con diferentes dogmas y capitales sistematizados. Eso puede ser util, pero no suficiente. La lucha entre intelectuales tradicionales no es una lucha que compromete protagónicamente al pueblo trabajador. De manera que, existe una concepción tradicional de los inteletuales domesticados, que hacen apologias o silencios cómplices a determinada situación estratégica de conjunto de las relaciones de poder.
En los procesos revolucionarios confiscados e interrumpidos (por ejemplo, la Revolución Mexicana o la Revolución Soviética) los llamados intelectuales críticos pasaron a ser unos intelectuales palaciegos, es decir, lo que el lenguaje llano denomina unos huele-peos de la burocracia política que controlaba la escena de la legitimación de un nuevo sistema hegemónico de poder. Pero no se trata sólo de pensamiento crítico, sino de un imaginario crítico radical (Castoriadis dixit) consistente con una praxis transformadora. Allí se desenmarscaran todas las impusturas prácticas disfrazadas de vociferaciones revolucionarias:
Totalmente al contrario de lo que ocurre en la filosofía alemana, que desciende del cielo sobre la tierra, aquí se asciende de la tierra al cielo. Es decir, no se parte de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llegar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; se parte del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida. (Marx-Engels: La ideología Alemana).
Lo interpretaremos con lenguaje prestado y trataremos de traducirlo. No se trata sólo de sistemas de ideas, de concepciones o visiones con un fuerte componente de refinamiento o elaboración intelectual, sino además de flujos sémicos que operan en las pre-concepciones, en los prejuicios, en las actitudes, en las posturas, hábitos, estereotipos,  perceptos, rumores, consignas, dichos, representaciones, esquemas operantes, e incluso la afectividad y sensorialidad de los pobladores y pobladoras. Allí dicen más las posturas corporales, los gestos significativos que los conceptos manejados.  Einstein decía con acierto que era más facil desintegrar un átomo que un prejuicio. Sabía que un prejuicio se cristalizaba, se cosificaba, se volvía fetiche.
7.- LA REVOLUCIÓN SE INTERUMPE CUANDO SE VUELVE REVOLUCIÓN ADMINISTRADA:
Por eso hay que tener cuidado con los fetiches, incluso con los fetiches revolucionarios, que como hemos señalado reaparecen en todas las experiencias de las revoluciones confiscadas o interrumpidas. Por ejemplo, sabemos que una conceptualización marxista puede estar encriptada y vociferada en una corporalidad academicista, con una actitud teorizante, buscando la lucha por el reconocimiento en el espacio universitario, para reclamar un rango e una jerarquía de intelectuales domesticados. Esta corporalidad del mandarín intelectual contribuye poco al derrumbre del sistema de dominación, explotación y desigualdad. Eso no significa que todos los intelectuales marxistas son mandarines y burócratas de la teoría revolucionaria, pero hay vociferantes marxistas cuya actitud es la de intelectuales tradicionales (A. Gramsci dixit), es decir, no son intelectuales orgánicos a la construcción de un nuevo bloque histórico.
También una conceptualización marxista puede estar encriptada o vociferada en un funcionario medio o alto de una burocracia sindical, partidista o estatal, buscando la lucha por las prebendas o privilegios del cargo y la función, intentando desde ese lugar controlar el orden y el progreso de la revolución siempre en los rieles de la correcta revolución administrada.  
De alli que aprender a hablar marxismo se puso de moda cuando hablar marxismo era estar en un  regimen de verdad y de poder. Eso ocurrió en la URSS con toda la estratocracia que contribuyó a liquidar, por ejemplo, a los miembros insurgentes de la vieja guardia bolchevique en nombre de un nuevo sistema hegemónico que instauró Stalin. Fueron calificados de traidores, de espías y de otras etiquetas de acuerdo a los humores de los fiscales del caso; es decir y para entendedores, descalificados como salta-talanqueras.
¿Quiénes traicionaron el legado revolucionario de Lenin? El asunto no reside sólo en aprender a tararear marxismo o una teoría revolucionaria disponible: llámese leninismo, trotskismo, fidelismo, guevarismo, maoismo o luxemburguismo. No, el asunto es existencial: se está o no se está con un régimen social y político que produce y reproduce dominación, opresión, explotación, negación y destructividad. He allí la cuestión.
¿Cómo combatir y superar un régimen social y político de dominación controlado de cabo a rabo por el metabolismo social del Capital? La herramienta teórica, obviamente, no puede ser inutil para el fín propuesto. La teoría tiene que ser irreverente con la dominación social y política. Pero sobretodo no podemos dejar de analizar la dirección, contenido y alcance de una praxis política, sus preconcepciones, sus criterios de decisión, sus líneas de acción en la coyuntura.
8.- LOS RETOS DEL IMAGINARIO DE LA REVOLUCIÓN EN VENEZUELA:
Desde este marco y para Venezuela, los obstáculos son dos: ante la partida física de Chávez, algunas voces se han refugiado en la compensación radical, se han tornado más radicales que Chávez reclamando ser portadores exclusivos del legado revolucionario de Chávez. Obviamente construyen un Chávez a la medida de su radicalismo.
Otros, en cambio, pretenden hacer un montaje inverso: pretenden posicionarse desde el legado de Chávez gobernante, destruyendo en los hechos su mensaje y accion revolucionaria. Se trata de los Socialistas de fachada que han preparado las condiciones para una capitulación de la praxis revolucionaria en nombre del pragmatismo del poder. ¿Socialdemócratas? ¿Reformistas? ¿Salto atrás?
Yo prefiero llamarlos ADECOS extraviados de las filas de su espacio organizativo correspondiente a sus actitudes y prácticas. Frente a los extravíos ADECOS en la revolución bolivariana, hay que reconsiderar la importancia de los saberes contra-hegemónicos. Es en la actitud insumisa que produce saberes contrahegemonicos, donde está el manantial, los cimientos, las semillas, el núcleo de buen sentido de una praxis de emancipación radical.
El asunto es que por cada acto de insumisión, en medio de las contradicciones sociales, encarnando miles de papeles y actos de reproducción de la estructura de mando y explotación. ¿Quién le pone la cascabel al gato entonces? El asunto es que puede ocurrir, como ocurrio en la URSS desde 1924, que el teatro social y político preescribe un guión para que la revolución sea simulacro, espectaculo o simulación y no acontecimiento para quebrar hegemonias y dominaciones.
Nuestro amigo Rigoberto Lanz, transmitió unas enseñanzas que algunos asimilaron y otros no. Unos disfrutaran del significante RL para una trayectoria de reconocimiento en el campo del Homo Academicus o en el campo intelectual (Bourdieu dixit). Pero comentando este posible devenir, el amigo Juan Barreto decía algo aparentemente complicado, pero que es en verdad muy comprensible: RL nos enseño a descifrar, en su crítica de la modernidad y de la metáfisica occidental, una metafísica de la dominación.
Si no se lucha en el plano intelectual y político contra la lógica de la dominación no habrá revolución alguna. Los ADECOS fueron expertos en liquidar su historia de contribuciones a la revolución nacional, democratica e incluso socialista al capitular sobre sus orígenes históricos: repudio del socialismo, pacto con el capital nacional e internacional. Olvido de ORVE, olvido del PDN, pragmatismo del poder.
De los inflados discursos antiimperialistas y socialistas de los años 30 pasamos a los discursos del pacto y la conciliación desde los años 40. De manera que no se trata de reformismo y socialdemocratización, sino de evitar la posible adequización de la revolución bolivariana. Olvido del legado revolucionario de Chávez, o camino en reversa: del PSUV al MVR-miquelena, del anticapitalismo al desarrollo capitalista nacional, del antimperialismo a la conciliación con el capital transnacional internacional y subregional. Lastimoso destino del legado de Chávez  si en manos de sucesores el camino es dos pasos para atrás y ninguno para adelante.
En palabras más sencillas, cuando en alguna oportunidad le planteaba a RL que el socialismo desde abajo podría enfrentarse a la burocratización de la revolución o su adequización, me decía: ¡Cuidado camarada, que abajo también hay ñoña! Abajo no quería decir pureza revolucionaria, pués también es un lugar donde hay procesos de reproducción de la ideología de la dominación bajo el formato de la legitimación populista-reformista. El asunto de la dominación desborda oposiciónes simples como arriba y abajo. Los cultores adecos del saber popular sabían lo que ahcian desde una línea de acción populista: desarmar a los sectores populares de criterios revolucionarios.
Detrás de una defensa de los llamados saberes populares, sin desentrañar la mixtura entre sentido comun dominante y sentido de insumisión social, podíamos asumir un gesto populista que no conduce a ninguna revolución, a ninguna impugnación de prácticas de poder, pues detrás de muchas prácticas llamadas tradicionales o saberes populares, se anidan regímenes despóticos o alienaciones de mayor calado.
9.- ¿LUCHAMOS POR UNA NUEVA SERVIDUMBRE O POR LA LIBERTAD?
De manera que el criterio no sólo es el abajo o la subalternidad (Modanesi dixit), sino el sentido contra-hegemónico de una práctica popular, si desafía o no un régimen de verdad, explotación y dominación. ¿Evaluada por quienes? Bueno, allí vienen interesantes cuestiones. ¿Por una vanguardia? ¿Por los mismos actores locales o subalternos? ¿Por unos intelectuales iluminados por el don de la liberación espiritual? La tan citada cita del filósofo Spinoza vuelve a cobrar actualidad:¿Por qué los hombres luchan por su esclavitud como si se tratase de su libertad?.
El problema de lo que convencionalemnte se ha denominado desalienación es un asunto que compromete de fondo la impugnación de la separación entre explotados y explotadores, entre dominados y dominantes, entre gobernados y gobernantes, entre intelectuales y masas, es allí donde se tramita la fontera entre revolución o adequización. Y esto afecta a los imaginarios post-Chávez.
El meollo de los flujos sémicos (actitudes, imaginarios, representaciones y discursos) que dan cuenta de las formaciones ideológicas reside en sus gramáticas, en sus matrices, en sus condiciones de producción y codificación a partir de una actividad práctico-sensible sometida a ciertas condiciones de producción y de división social del trabajo (bajo el modo de producción y reproducción capitalista). Los procesos de transición socialista son tales si comienzan a romper esas condiciones de producción y reproducción de la división capitalista del trabajo articulada ciertos dispositivos de dominación y hegemonía. Detrás de relatos, narrativas, sistemas de signos o guiones ideologicos, operan logiciales, prácticas, reglas de generación de sentidos y significaciones sociales. Estas prácticas son tejidas por determinadas relaciones de poder, dominación, explotación, exclusión, negación, etc. 
Lo que ocurre con las revoluciones y con los revolucionarios administrados es que sus sistemas de representaciones ideológicas reproducen las lógicas de significación y sentido que pretenden derrumbar. Hay adequización en la medida en que predomina el discurso y la practica del pacto, de la gobernabilidad, el cuanto hay pa eso, la defensa del cargo, la prebenda y el privilegio, una acción política sin convicciones. De allí el socialismo de fachada.
Más allá de las fraseologías, más allá de las vociferaciones, más allá de verbos exaltados; los revolucionarios y revolucionarias que creen que la teoría revolucionaría ya ha sido elaborada ex ante para ser símple y mecánicamente aplicada, son los primeros en reconstruir de cabo a rabo un régimen social y político de mando y explotación. Allí el opuesto al anterior: la compensación radical: una suerte de chavismo radical encallejonado en sus frases fosilizadas.
El consejo de Rigoberto Lanz fue sencillo: ¡Sospéchese de los sacerdotes de la revolución! Luego de 14 años de revolución bolivariana, hay razones para sospechar tanto del socialismo de fachada como de la compensación radical Luego de la partida física de Chávez, hay un verdadero campo desolado de voces socialistas revolucionarias con suficente habilidad para comprender la coyuntura crítica en el campo de la gobernabilidad bolivariana.
10.- ¿MANOSEAR EL LEGADO DE CHÁVEZ  COMO IMPUSTURA?:
El legado de Chávez no es completamente positivo si valoramos la ausencia sintómática de la formación ideológica y política de cuadros revolucionarios anticapitalistas en la alta dirección política del proceso.
Podríamos listar las acciones (nos las verborreas exaltadas), las prácticas, las intenciones y sus impactos reales para comprender si la direccionalidad del proceso apunta a una revolución anticapitalista.
De manera que sin una comprensión cabal de las experiencias de revoluciones interrumpidas (ver: Florestan Fernández: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/secret/cuadernos/flores/florestan.pdf) no podremos desentarñar la siguiente cuestión:
() las  alternancias de conciliación y reforma traducen el conflicto crónico tanto del capitalismo neocolonial como del  capitalismo dependiente. Para destruir ese conflicto es necesario acabar con la conciliación y con la reforma como algo  que viene impuesto desde arriba y sólo permanece arriba.
Y lo más importante:
Porque es preciso combatir una tradición  revolucionaria mecanicista que se ha vuelto verdaderamente letal en los países industrializados de América Latina, y  que consiste en dejar que las contradicciones se acumulen y maduren. ¡Como si de allí pudiese resultar algo útil para  el movimiento sindical y obrero! Si éstos se mantienen indiferentes al uso que las clases burguesas hacen de las  contradicciones, lo que se acumula y madura no es el desarrollo independiente ni la capacidad de lucha política de los  proletarios como clase, sino su condición servil dentro de la sociedad capitalista subdesarrollada. Una relación  puramente defensiva (no simplemente adaptativa o pasiva) ya sería suficiente para que, bajo el capitalismo neocolonial y  el capitalismo dependiente, los proletarios nunca tuvieran voz ni voto. Ello obliga a una toma de posición firme e  inflexible. Las contradicciones que no son aprovechadas activamente por el movimiento sindical y obrero son canalizadas  por el sistema capitalista de poder y convertidas en apatía de las masas, es decir, en sumisión dirigida.
Y por si fuera poco el efecto negativo de una relación púramente defensiva, genera la siguiente situación que Florestan Fernández señaló:
() un largo período de hegemonía casi total de una burguesía neocolonial o dependiente provocó que el vagón  de cola social y político de las clases dominantes reflejase más la ideología de la burguesía hegemónica de los países  capitalistas centrales que su propia situación de intereses de clase como proletarios. El socialismo reformista y las  tácticas de apoyo a la burguesía nacional de ciertas corrientes del socialismo revolucionario reforzaron esa tendencia. El  riesgo dramático que enfrentamos consiste en un nuevo sumergimiento. La incorporación al espacio económico, social y  político de las sociedades capitalistas centrales renueva el horizonte cultural de las clases burguesas. Bajo el capitalismo  monopolista dependiente podrá ocurrir el fenómeno que se dio bajo el capitalismo competitivo dependiente. Tanto  internamente como desde afuera, el escenario está preparado para compatibilizar el crecimiento morfológico de los  proletarios como clase en sí con una conciencia de clase esterilizada y con dinamismos de lucha de clases  desposeídos de cualquier elemento político y de un eje verdaderamente revolucionario.
Y por si fuese poco, la gran preocupación no sólo va en la dirección del comportamiento del Movimiento obrero, sino del bloque social de los oprimidos y explotados en su conjunto frente al dilema del radicalismo compensatorio o los Socialismos de Fachada:
El conocimiento preciso de las contradicciones y su  aprovechamiento inteligente, organizado y despiadado es vital, pues, para el movimiento obrero. O bien permanece  como vagón de cola del movimiento burgués, como su otro invertido, o si no, avanza por el terreno espinoso de lanzar  las contradicciones contra el orden existente, para mejorarlo o para destruirlo. Esto significa salir de sí mismo, realizar las  funciones negadoras intrínsecas al movimiento obrero, hacer que la sociedad capitalista salte de una revolución que  abortó a otra revolución que comenzará llevando a todas las contradicciones existentes a su disolución completa y final.
El asunto no está en el pacto con la burguesía monopólica (porque no se trata nisiquiera de las PYMES) o en la vociferación radical, sino en la construcción de un vasto frente amplio revolucionario que pueda abordar las tareas de la unidad en la diversidad, en las ateras del avance revolucionario, sin caer en las trampas de la compensación radical que no lleva a nada, o de un reformismo que sabe muy bién lo que hace: capitular casi imperceptiblemente ante la estructura de mando y explotación del metabolismo social del Capital, en nombre del legado revolucionario de Chávez. ¡Ni desesperación ni cinismo!
Sobre la figura, pensamiento y acción de Chávez se construyen las más paradójicas versiones para fines de legitimación de determinadas posiciones y decisiones políticas del presente.
¿Quiénes podrán ver en el legado de Chávez sus complejidades, tensiones, contradicciones, aciertos, errores, avances, retrocesos, contribuciones, vacíos; en fin, analizarlo no como monolito apologético cargado de superlativos para beneficios de una legitimidad post-Chávez, ya sea de compensaciones radicales o de socialismos de fachada: gigante, eterno, supremo?
¿Por qué no comprenderlo más bien en su dimensión humana, demasiado humana; líder de la revolución, no cabe duda alguna, pero como igual entre iguales, para seguirlo y para mantener la critica que tanto persistió en valorizar, tal como postula una concepción rigurosa de la democracia socialista y participativa?
Como decía Martí pues, ¡Criticar es amar!