domingo, 24 de mayo de 2015

Entramos en situación de hiperinflación: desastre mayor y absolutamente político.



Entramos en situación de hiperinflación: desastre mayor y absolutamente político
Por: Roland Denis 
Dado el curso en estos momentos de la devaluación continuada a que nos ha condenado este gobierno (posibilidad que este mes llegue la inflación al 50%), monetarizando totalmente la economía, estableciendo un esquema que solo le sirve a un grupito de burgueses y burócratas privilegiados que tienen acceso al dólar regalado, especulando luego hasta el delirio en los mercados negros de la moneda y el contrabando con esa riqueza entregada en las oficinas de gobierno, todo esto nos lleva al absoluto desastre.
Nuestros salarios ya no valen nada, la moneda nacional se convierte en papel de desecho, y en cualquier momento podría desatarse una corrida bancaria contra el bolívar, cosa que de alguna manera ya comenzó: el desatado valor del dólar negro, el único asequible a la población, lo confirma. Una población desesperada por adquirir dólares o lo que sea con tal que no pierda su valor, lo que a su vez desata una inflación especulativa totalmente loca.
El curso de los hechos, si no alzamos el grito necesario lo más pronto y con la mayor contundencia podría llevarnos a otro tipo de desastre de orden institucional y político con consecuencias absolutamente inimaginables.
Al gobierno le quedan tres alternativas:
·         O estatiza todos los estratos determinantes de la economía a nivel de comercio y finanzas estableciendo un capitalismo de estado y de planificación central de la economía y la distribución de bienes
 
·         O sincera y sanea el marco macroeconómico que lo ha llevado a este absurdo y criminal desastre, estableciendo una dialéctica progresista entre mercado, autogobierno y socialización de la producción cada vez más profunda
 
·         O sencillamente camarada y amigo Nicolás Maduro abandone la presidencia y veremos qué hacemos con la respuesta estrictamente neoliberal que vendrá después, con un gobierno de derecha
Todos estos planos tienen luego otras consecuencias mayores, muy difíciles pero que estoy seguro sabremos enfrentarlas como pueblo. Lo que no hay derecho es que por no tener la voluntad política, ni los principios éticos básicos, de enfrentar los intereses de un grupito de mafiosos, oligarcas y los circulitos de civiles y militares que rondan alrededor de miraflores, bcv, cadivi, pdvsa, entonces toda la clase trabajadora en todos sus niveles queda condenada a pagar con su esfuerzo y trabajo lo que estos se meten en sus bolsillos todos los días, hasta llegar al momento como ya lo estamos viviendo de no tener ni con que pagar lo que estos hijos de puta se están robando (con el perdón de las putas).
Esto nada tiene que ver con guerra económica ni crisis estructural de nada, es el capitalismo a su más alto delirio de riqueza, de acumulación inmediata sin producir nada, en manos de unos pocos; este es el puro gobierno de unos cuantos riquitos y neoriquitos...Pero también es de una enorme irresponsabilidad que por las ataduras que se han creado entre movimiento popular y gobierno, que el pueblo organizado y consciente no responda a esto y haga de grito una nueva verdad y una nueva esperanza.
De todas formas todas esas pequeñas esperanzas de proyectos y mini desarrollos, la burocracia se encarga de hacerlos trizas. Que valga entonces el Gobierno del Pueblo, pero eso comienza con un acto de rebelión y firmeza, miren que el tiempo no espera...
CATEDRA IDEOLOGICA.

domingo, 10 de mayo de 2015

TAREAS ESTARTEGICA DE LA CLASE OBRERA.

DECLARACIÓN DE LA ESCUELA CLASISTA
DANIEL DE LEÓN
DIRIGIDA A LA CLASE TRABAJADORA DE VENEZUELA EN LA
CRUCIAL COYUNTURA HISTÓRICA Y POLÍTICA DEL 2015.
LAS TAREAS ESTRATÉGICAS DE LOS TRABAJADORES
JUSTIFICACIÓN











Los integrantes de la Escuela Clasista Daniel De León, consciente de
asistir a una encrucijada clara y esencial de nuestra historia, hemos
decidido dirigirnos al pueblo trabajador, para exponer nuestras ideas sobre
la que consideramos es la estructura del tiempo actual, la cual nos muestra
la situación de llegada de la nación venezolana en sus dimensiones
económico-política y civilizatoria, luego de más de cincuenta años de
aplicación de la estrategia de desarrollo por substitución de importaciones,
y de dieciseis años de lucha en contra de las fuerzas del pasado, en un
proceso político en el que hemos relanzado el socialismo como la única
opción para desarrollar a Venezuela, y para producir una civilización no
capitalista, y de salvación de la humanidad.
Asistir a tal encrucijada, que define la fisonomía y la estructura del tiempo
que vivimos, exige a las clases trabajadoras y al estado venezolano, tomar
decisiones impostergables.
Al estado venezolano
Al estado venezolano, porque fue a partir del proceso revolucionario,
iniciado desde la institución del estado por el Comandante Presidente
Hugo Chávez y acompañado por la parte más lúcida y sana de la sociedad
venezolana, que se fue haciendo cada vez más evidente que dentro de las
estructuras políticas y económicas heredadas de la IV República, no era
posible la realización de todos los derechos consagrados en la Constitución
de 1999, algo que se ha puesto en evidencia de manera creciente a partir
del pago de la deuda histórica contraída por el estado con el pueblo
venezolano desde el inicio de la IV República, y especialmente durante las
últimas décadas del siglo XX.
A los trabajadores venezolanos
A los trabajadores, porque estamos obligados a responder como clase a la
disyuntiva que enfrenta la nación. El único contenido de nuestra respuesta
es un contenido clasista, pues él nos situaría en sentido propio como fuerza
activa en el centro de la encrucijada, y del tiempo histórico, y a partir de
nuestra respuesta, podríamos darle forma y sentido clasista al futuro de la
nación venezolana, que no son otros que el socialismo. Si no actuamos
como clase consciente de nuestro papel histórico, seremos arrastrados por
la inercia del camino transcurrido hasta el presente, y como clase
continuaremos perdiendo nuestra fisonomía, y aún más grave, perderemos
la única oportunidad puesta por la historia para dirigir la sociedad
venezolana al socialismo; si no tomamos nuestra condición de clase con
conciencia de tal, continuaremos siendo sólo los trabajadores que sirven a
la clase de los empresarios.
La exigencia esencial de la clase trabajadora es la de ser la alternativa a la
burguesía en la industrialización de Venezuela, y en la construcción del
futuro. Realizando nuestra tarea será el encuentro del sentido libertario del
socialismo para todo el pueblo y para toda la nación.
Esbozo sucinto de la estructura de nuestro tiempo
Una encrucijada por agotamiento de las políticas anteriores, como la
presente, implica la bifurcación de una vía en otras dos vías y ninguna de
las resultantes es la misma que se venía transitando. La vía recorrida
durante los últimos cuarenta años de la IV República, que comenzaron en
1959 con el gobierno de Rómulo Betancourt, fue denominada estrategia de
desarrollo por “Substitución de importaciones” acompañada por otra
ideología, la llamada simplemente desarrollismo. Esta vía, que fue dirigida
en Venezuela por la burguesía, fracasó, pues agotó definitivamente sus
potencialidades, luego de cuarenta años de democracia representativa y
formal, derivada del Pacto de Punto Fijo.
No produjo la burguesía venezolana, ni desarrollo industrial, ni pudo
tampoco, dirigiendo el proceso en primera persona, producir un sistema de
investigación científica ni de desarrollos tecnológicos, ni de patentes
industriales propias, que son las bases de todo desarrollo industrial
nacional, es decir, no se transformó en burguesía nacional, sino que se
realizó como burguesía dependiente en cuanto a medios de producción,
materias primas y otros insumos industriales de los centros del poder
capitalista estadounidense y europeo, y dependiente también de medios
financieros del estado venezolano, y en esta situación de dependencia del
capital exterior y de las finanzas del estado consiste su fracaso, al no
producir, como se ha dicho antes, las condiciones del desarrollo nacional
independiente de las burguesías extranjeras. Dependencia que nos condenó
desde los comienzos al ciclo de inflación-devaluación-endeudamientoinflación,
sin ningún producto de exportación relevante de la nación, salvo
el petróleo, fuente de las divisas, que pertenece a la nación.
Recordando que el papel histórico de la clase burguesa ha sido justamente
el de producir el desarrollo industrial y el progreso nacionales, sin los
cuales existe sólo como burguesía dependiente, o lumpen burguesía,
incapaz de dirigir la industrialización que urgentemente requiere el país.
Nunca estableció una vinculación orgánica entre los sistemas científicos, y
de tecnologías, universitarios, y de otras instituciones, y con algún sistema
industrial venezolano, pues, el sistema industrial que desde el comienzo
existió fue siempre de origen extranjero, dada nuestra condición de
economía de enclave en casi todo el siglo XX en virtud de la explotación
petrolera por compañías extranjeras.
Este camino fue el que llegó a su fin, y la lumpen burguesía dependiente
no tiene otro proyecto de desarrollo, pues no ha creado las condiciones
para desarrollarlo por las razones ya expresadas.
El fracaso y las opciones
En consecuencia, finalizado el camino anterior, surgen a nuestra manera de
ver, dos opciones, la más inmediata y más cómoda es seguir por el mismo
camino del fracaso; la más difícil, es la de comenzar un proceso de
reconversión de la economía en una economía socialista, dirigida por la
clase trabajadora, y junto a lo anterior, otro proceso de reeducación social
y política, porque estaríamos construyendo una nueva civilización.
Como decíamos al comienzo, seguir por la vía ya recorrida, es decir, el
camino del fracaso, no sería continuar el mismo camino iniciado hace
décadas, en primer lugar, porque ya sabemos que si lo seguimos nunca nos
llevará al desarrollo industrial de Venezuela, y no podríamos resolver los
acuciantes problemas de la pobreza, y todos los asociados a ella, instalados
en nuestro pueblo desde hace siglos; en segundo lugar, porque, dado que
ya sabemos que el anterior camino fracasó, y conocemos las razones del
fracaso, continuar el mismo camino nos haría cómplices y no tendríamos
ninguna explicación para insistir el ese camino, sería la política del
cinismo.
Adicionalmente, de no decidirnos por la segunda opción, sería derogar el
sentido único del proceso constituyente, es decir, la construcción del
socialismo, con lo que Venezuela tendría su futuro comprometido porque
el pueblo perdería el dominio de los destinos de la nación.
De allí el carácter de disyunción de la encrucijada enunciada al comienzo.
Ella impone la urgencia de las respuestas. O seguimos el movimiento
inercial inaugurado en 1959 con la substitución de importaciones, que
sigue insidiando nuestro proceso de transición al socialismo, que hoy es un
verdadero lastre que impide que podamos transitar a una sociedad más
libre y satisfactoria para el pueblo venezolano, o asumimos nuestra
condición de clase trabajadora, y construimos el futuro transitando a una
sociedad libre y sin clases sociales.
La disyuntiva es hoy día más clara que nunca, pero sus signos los venimos
observando, y se nos han evidenciado como parte de los indicadores de la
economía, desde hace décadas.
Hemos querido que nuestra voz se escuche pues las circunstancias nos
obligan en esta coyuntura de la historia de Venezuela, en la que el conflicto
histórico de clases exige una toma de conciencia por parte de la clase
trabajadora y de toda la ciudadanía, por lo que emitimos la siguiente emite
la siguiente
DECLARACIÓN
ENUNCIAMOS LOS SIGUIENTES PUNTOS DE PARTIDA
1. Situación reveladora del fracaso de la burguesía en Venezuela: El
pago revolucionario de la deuda histórica al pueblo venezolano
A partir del año 1999, el gobierno nacional ha tenido como una de sus
prioridades el pago de la deuda al pueblo venezolano, entendiendo por esta
específica deuda, un concepto forjado dentro del campo revolucionario,
consistente en que, haber dejado de ejecutar políticas gubernamentales en
beneficio del pueblo, con la creciente profundización de sus carencias y
vulnerabilidades, que fue lo que sucedió durante todo el período en el que
el gobierno lo ejerció la oligarquía, obligaba a un gobierno de raigambre
popular y con vocación revolucionaria y libertaria, a proceder de manera
inmediata al pago de tal deuda.
Proceso nacionalista y soberanista en la presidencia de Chávez.
La política del Comandante Hugo Chávez de pagar mediante las políticas
del estado aquella deuda, considerada inexistente por todos los gobiernos
de la IV República, para los cuales, luego de 20 años el compromiso
adquirido se extingue por prescripción, fue en cambio, asumida por el
Comandante Chávez como uno de los ejes del proceso nacionalista y
soberanista venezolano, que se iniciaba con su gobierno, fundamentado
entre otras razones en que el pueblo venezolano no era el responsable de la
miseria en la que fue sumido durante décadas, y de forma mucho más
profunda en los últimos cincuenta años de la IV República, siendo que su
promesa cardinal para las elecciones de 1998, fue la convocar una
asamblea nacional constituyente con la finalidad de fundar un nuevo país,
sobre bases ideales, filosóficas y conceptuales diferentes.
Nuevo enfoque de la SOBERANIA POPULAR
Para el proceso revolucionario el pago de la deuda histórica contraída con
la población por el estado dirigido por la oligarquía venezolana el siglo
XIX, y por la lumpen burguesía, en el siglo XX, tenía un aspecto ético,
consistente en hacer la justicia que ningún gobierno anterior había hecho,
pues actuaban con el convencimiento de que la pobreza era algo así como
un dato de la historia, ayudado por la naturaleza que produce seres
desiguales, por lo que sus políticas eran básicamente pensadas como
limosnas a los pobres. Pero la pobreza y las carencias de la población
venezolana, para nuestro proceso revolucionario, debían ser enfocadas bajo
otra perspectiva, que era la siguiente: para hacer que la nación y su estado,
puedan realizar su soberanía, es preciso contar con un pueblo que pueda
ejercer su soberanía, es decir, ejercerse como soberano, para lo que es
necesario que su población sea físicamente sana, bien alimentada,
alfabetizada, y además, educada intelectualmente con competencias para
poder tener la suficiente lucidez como para encarar la realización de un
proyecto soberanista y nacionalista. Es decir, el pago de la deuda social
contiene, además de justicia, una dimensión política e histórica, que es la
posibilidad de que, el pueblo mismo sea el que haga de sí mismo un pueblo
soberano por su educación, su fortaleza física y moral, y por su lucidez
política.
Dos principios básicos orientaron de forma muy determinante todo el
accionar del gobierno de Chávez en sus primeros años, nacionalismo y
soberanía: situar la nación venezolana y sus legítimos intereses como el
centro de la política, lo que implicaba, en consecuencia, recuperar la
soberanía perdida por la expropiación ejecutada desde hacía décadas por
los gobiernos dirigidos desde el exterior, cuyas líneas de acción, las
ejecutaba la oligarquía en primera persona o a través de sus representantes
políticos.
2. Algunas consecuencias:
Crecimiento de la demanda efectiva
Una de las consecuencias económicas del pago de la deuda social fue el
crecimiento la demanda efectiva, no sólo de los bienes de primera
necesidad sino de cualquier tipo de ellos, lo que hizo nacer la esperanza en
muchos de los planificadores del estado que con las políticas públicas
adelantadas, al aumento de la demanda efectiva, le sucedería una
expansión de la oferta de bienes, mediante la ampliación del sistema
industrial privado de Venezuela, lo que significaría un beneficio para el
desarrollo económico del país.
Condiciones por las que no logró afrontar la creciente demanda de
bienes
Las esperanzas que suscitó en muchos el aumento de la demanda efectiva
como incentivo para el crecimiento de la industria nacional, se mostraron
sin fundamento, porque la burguesía venezolana por causas ya conocidas,
en primer lugar, su condición de subordinación a las burguesías de los
centros del capitalismo mundial, sobretodo de los Estados Unidos; en
segundo lugar, por su nulo desarrollo científico y tecnológico; en tercer
lugar, por el hecho de poseer medios de producción obsoletos, sin
posibilidad de innovarlos en virtud del tipo de contratos con sus
proveedores de tecnologías-, fueron estas las condiciones por las que no
logró afrontar la creciente demanda de bienes de la población venezolana
que comenzó el año 2000 y continúa hasta estas fechas, siendo ésta,
entonces, una segunda consecuencia.
Burguesía nacional incapaz
Es decir, la primera consecuencia del pago de la deuda social fue el
aumento de la demanda efectiva, y la segunda fue que se puso en evidencia
que la burguesía nacional no tiene capacidad de afrontar las exigencias de
una sociedad en crecimiento de sus necesidades y exigencias.
Al contrario entonces de las expectativas de los planificadores del
gobierno, la burguesía venezolana, consciente de su impotencia, encontró
más bien otra fuente de acumulación de capital en el negocio cambiario,
con la consecuencia de un aumento desmesurado de la fuga de divisas que
ha puesto en dificultades las finanzas públicas.
3. La definición de los términos de la coyuntura, o las exigencias de
nuestros tiempos a los trabajadores venezolanos
Hoy día, en los niveles más altos del gobierno del estado venezolano existe
la convicción de que la burguesía nacional llegó a su límite como clase
histórica, porque se encuentra en la imposibilidad funcional de atender las
necesidades del pueblo, y mucho más decisivo, la imposibilidad para
desarrollar el país.
La misión histórica de la clase trabajadora
Esta situación debe ser observada y asimilada por la clase trabajadora con
la urgencia del caso, porque en nuestros tiempos ella tiene la posibilidad de
ser la alternativa a la burguesía, y en consecuencia, tiene la obligación de
serlo, de afrontar el desafío que consiste en ser el principal agente activo y
el motor indispensable para desarrollar a Venezuela, y de esa forma, como
clase trabajadora, consolidar el logro más formidable del Comandante
Hugo Chávez, el mismo que enunció él mismo, el día 8 de diciembre del
2012, cuando nos dijo: “Hoy tenemos Patria”, siendo este legado la
muestra más clara de su genio histórico y político.
“Hoy tenemos Patria” “La patria es el hombre”.
En 14 años bajo su liderazgo y dirección, logró el pueblo venezolano
construir los términos, el concepto y la idea estratégica de patria. El pueblo
venezolano sabe ahora que patria no es un remoto nombre genérico del
territorio restringido que habitaba y en el que era pobre y sin esperanzas,
sino que bajo el genial liderazgo de Hugo Chávez, hoy siente que su bien
más amado es la patria consolidada que nos legó luego de entregar su vida
a cambio de ella; y sabe con verdad aquello que nos enseñaba Alí Primera
que “La patria es el hombre”. Ésta es la base real que hoy tenemos, para
tomar las riendas de nuestra historia porque sobre ella es que podemos
construir una sociedad justa y libre.
La enorme tarea que tenemos por delante
Reconquistar la patria ha sido el requisito indispensable para realizar una
completa libertad que es la enorme tarea que tenemos por delante. Sin
patria todo esfuerzo es inútil. No tuvo nunca el pueblo una patria, ella fue
la patria de las oligarquías gobernantes desde la fundación de la IV
República, y siguió siendo así, mucho más claramente desde el fin de la II
Guerra Europea en 1945, por obra de la modernización dirigida por la
lumpen burguesía, que mientras construía un espejismo de democracia más
empobrecía al pueblo.
“Hoy tenemos patria”, pero al decirlo Chávez era muy consciente de lo que
nos falta, no tenemos independencia económica ni soberanía alimentaria;
tampoco tenemos independencia ni soberanía científica, tecnológica ni
técnica; tampoco tenemos soberanía cultural, pues aún somos
consumidores netos de la cultura producida fuera de nuestras fronteras.
Recursos con los que contamos
Según nuestra opinión para las tareas que tenemos por delante contamos
con grandes recursos materiales y humanos. Nuestros recursos humanos
los podemos y clasificar someramente de esta forma:
A) Cantidad. En primer lugar,
a) más de 100 mil trabajadores de la industria petrolera;
b) varios miles de trabajadores en industrias básicas mineras y no mineras;
c) otros varios miles de trabajadores en industrias agrícolas del estado
d) un gran número de trabajadores del sector administrativo;
e) trabajadores encargados de funciones en el sistema comercial del estado
venezolano;
B) el conocimiento y la experiencia acumulada durante muchos años en los
grupos de trabajadores mencionados anteriormente.
C) Contamos con un recurso que siempre ha existido, que lo constituye la
miríada de científicos e investigadores en nuestras universidades
nacionales, financiadas por el estado y que se deben al pueblo venezolano,
por las que ese pueblo siente respeto y admiración, y que igualmente está
en la obligación de encarar la tarea de contribuir de forma decisiva a la
tarea del desarrollo de la nación encarando las necesidades de la nación y
del pueblo con sus conocimientos científicos y sus capacidades listas para
desarrollar tecnologías para resolver las necesidades del pueblo y con esa
resolución producir tecnologías que nos sitúen en el camino del desarrollo
industrial, indispensable para conservar la patria y la libertad.
Conclusiones
Tenemos un muy grande conjunto de trabajadores con los que podemos
realizar la tarea que nos demanda la nación que es encaminar y dirigir el
proceso de industrialización de Venezuela, pues los trabajadores antes
mencionados son los que dirigen y ejecutan la producción de la riqueza,
por lo que deben presentarse ante la nación y ante los poderes públicos,
como la alternativa a la burguesía.
Y esto es así, porque en la sociedad burguesa existen sólo dos clases, los
dueños de los capitales y los trabajadores (los trabajadores en general, es
decir, los no dueños de medios de producción). Y dado que la burguesía
venezolana fracasó en su tarea histórica de desarrollar el país, y dado que
esa era su única misión, ahora es la oportunidad (y la obligación
igualmente histórica) de la clase trabajadora, que si no actúa sobre la
marcha, será sobrepasada por el mismo estado (el actual estado
venezolano) que es su representante formal, por estar él en el esfuerzo de
transitar al socialismo, estado el cual, para volverse realmente el estado de
los trabajadores, pues hoy día lo es sólo formal, la clase de los trabajadores
debe a su vez hacer su trabajo: dirigir la sociedad, y si no lo hace, ese
estado, que no puede detenerse, porque sería la paralización de la sociedad,
buscará otros caminos y otras alianzas, y tendrá que fragmentar a la clase
trabajadora, y no sería ya por falta de vocación revolucionaria de la
dirigencia del estado, sino porque la clase revolucionaria no se hizo
presente y ocupará entonces un lugar pasivo y subordinado en el proceso
de transformación socialista de la nación.
Obstáculo coyuntural:
Se podría afirmar, y tal vez no faltaría razón para ello, y quien lo diga, que
existe mutua desconfianza entre los dos actores esenciales en esta
coyuntura: el estado y la clase trabajadora. Podríamos aceptar el
argumento, pero tal estado de cosas puede ser resuelto de varias maneras.
En primer lugar,
Convocatoria del estado
Que el estado convoque a todos los trabajadores de Venezuela para
abocarnos como clase trabajadora a asumir el desafío de desarrollar la
nación; la clase trabajadora por su parte tiene la responsabilidad y el deber
de dar los pasos necesarios para realizar la tarea. Según nuestro criterio lo
puede hacer perfectamente.
El sujeto activo y el sujeto pasivo en el proceso
Si queremos definir la cualidad de los actores, podemos decir que los
trabajadores pueden considerarse el sujeto activo en el proceso, pues es el
que lo llevaría a su término en el mundo práctico, y por la otra parte, el
estado, el que al proporcionar el marco legal y las garantías para realizarlo
podría considerarse el polo pasivo. Sin embargo, existen matices, pues al
ser el estado el motor financiero, contiene en sí mismo un elemento activo
y dinamizador; la clase trabajadora, por su parte, contiene en su seno todas
las experticias y el conocimiento científico tecnológico y técnico sin los
cuales no es posible lograr el propósito, pero si ella no se vuelve elemento
activo, como es su destinación histórica, tomando las riendas del proceso,
se convertirá en el polo pasivo, y tendrá que darle el paso al estado para
que éste realice lo que pueda realizar, obrando sobre la clase trabajadora
que sólo sería una masa sin dirección propia. Esto situaría a los
trabajadores como una clase que podía haber realizado el desarrollo y la
revolución y no lo hizo, sino que fue llevada a ello por el estado.
a) El estado asume el papel activo:
El estado puede asumir la función activa y convocar a todos los agentes en
el desarrollo y la industrialización de la nación (excluyendo a la clase
capitalista por las razones esbozadas antes), los agentes son:
a) la clase trabajadora que trabaja para el estado y la clase trabajadora
asalariada de la burguesía (lumpen burguesía);
b) las universidades y todos los centros de investigación científica y
tecnológica, todos los interesados en el específico problema del desarrollo
que hayan hecho experiencias en ese campo, y, en general, toda la nación.
c) contamos con la amistad y apoyo de algunas naciones con las que el
estado venezolano tiene las mejores relaciones de aliados en varios
campos, entre ellos el científico, industrial, cultural y comercial, ellos son
Rusia China e Irán, países que han logrado un gran desarrollo en múltiples
áreas que pueden sernos de gran ayuda.
El Plan de la Patria y otros recursos
El estado convoca ofreciendo un consistente conjunto viable y creíble de
proyectos industriales derivados del Plan de la Patria y acogiendo muchos
de los planes y proyectos que existen en las bibliotecas universitarias y
demás centros de investigación científica y tecnológica. Con este conjunto
de proyectos elaborados al detalle, que es la única forma en que puedan
ejecutarse, el estado debe poner a disposición del conjunto de trabajadores
organizados por ramas de industria y especializaciones, junto con los
investigadores que hoy existen, los recursos financieros y facilidades
requeridas para el cumplimiento de la tarea encargada, y organizar el
proceso de concretar los proyectos de producción a los que se han
comprometido, para que se realicen al detalle y en el tiempo programado,
con las debidas fiscalizaciones y comisariados.
Proceso del desarrollo y de educación de la clase trabajadora
En este caso la clase trabajadora ha sido llamada a una tarea que hasta el
momento de la llamada no ha sido conscientemente la suya, es llamada a
cumplir una misión que es la suya propia por destinación histórica. En esta
modalidad la invitación del estado inicia el proceso del desarrollo y de
educación de la clase trabajadora en los dos sentidos implicados, el
primero es en las nuevas modalidades técnicas de producción que deben
desarrollar, y que no fueron sus iniciativas; en segundo lugar, educación
política e histórica, pues la clase que aún no sabía que tenía un destino
propio diferente al que la burguesía y su estado le daban, ahora lo
desarrollan mediante una obligación impuesta exteriormente por el estado.
b) La clase trabajadora toma la iniciativa:
En este caso, los trabajadores de Venezuela, podrían proponer al Estado
venezolano planes de desarrollo industrial dentro de los lineamientos del
Plan de la Patria. En este plan encontramos no solamente líneas generales
y orientaciones acerca de cómo debe ser el desarrollo de la nación, sino
que enuncia direcciones específicas y adicionalmente anuncia un numeroso
y consistente conjunto de proyectos en ejecución, producto de la
preocupación que ha tenido el estado venezolano por el tema de la
industrialización, a los que deben serles revisados su grado de desarrollo;
otros proyectos listos para ser implementados y, la enunciación de
direcciones desde las que otro muy numeroso conjunto de exigencias a la
nación deben ser transformadas en planes y proyectos de futura realización
industrial. En ese mismo plan encontramos una muy importante guía
ideológico-política que orientan el sentido y los caminos del desarrollo.
Aplicar el Plan de la Patria: Industrialización y Soberanía
Si la clase trabajadora, en sus diferentes sectores y especialidades, estudian
el Plan de la Patria, y acogen las sugerencias y desarrollan proyectos
industriales de ejecución inmediata y próxima y los presentan a las
autoridades del estado, y pueden ser puestos en operación si están bien
formulados, la clase trabajadora habrá dado un gran paso histórico que la
situará como clase protagónica, con la comprensión especial del ciudadano
presidente Nicolás Maduro, quien viene de la clase trabajadora, y asume en
su vida política su condición de obrero del metro, por lo que no sólo
conoce los asuntos relativos al mundo del trabajo, y tiene conciencia de
clase, sino que adicionalmente puede comprender mejor que cualquiera
que no haya hecho la experiencia de ser trabajador asalariado, el
significado de lo que le estamos proponiendo a la nación.
Hacerlo la constituiría en clase consciente de su misión histórica, que no
sólo puede hacerlo sino que, como hemos dicho más arriba, está en la
obligación de asumir el compromiso, que además sería el desafío más
grande e importante de su historia, que no es otro que responsabilizarse
junto al estado, para realizar la gran tarea, nada fácil pero que dará sus
frutos para nuestros hijos, nietos y descendientes de industrializar el país y
asegurar la independencia, libertad y soberanía de Venezuela.
Trabajadores petroleros
Si se trata de trabajadores de la industria petrolera, que son las partes más
vitales de los trabajadores de Venezuela, si ellos hacen acopio del
patrimonio científico y tecnológico de PDVSA, de los proyectos en
ejecución, los pendientes de ejecución, evaluando el estado en que están,
impulsándolos, ejecutar aquellos en que exista la posibilidad real de
transferir tecnológicas y ejecutar dicha transferencia sobre la marcha, los
petroleros se erigirían en los ductores del proceso por la muy dura y
contundente razón de que en ellos se encuentran la mayor parte de las
experticias que potenciadas, pueden llevarnos al desarrollo industrial
relativamente independiente.
Ciencia y Tecnología
Sabemos que el desarrollo de tecnologías lleva tiempo para el
planteamiento, la experimentación, las pruebas, el perfeccionamiento, el
tiempo de laboratorios, etc., que no es algo que pueda realizarse de manera
inmediata, por lo cual, la urgencia de comenzar ahora mismo, en al menos
dos tiempos, uno en el cual los proyectos industriales en ejecución se
aceleren mientras que en un plazo más largo se desarrollen tecnologías
mediante técnicos, científicos y tecnólogos de la propia industria petrolera
junto con otros de las industrias básicas.
4. La clase trabajadora:
Características actuales
La clase trabajadora agrupada en sindicatos ha sufrido una disminución de
su presencia en la política nacional, tal vez como consecuencia de las
políticas gubernamentales de protección a los más necesitadas de la
sociedad, o sea a los trabajadores, realizadas mediante el pago de la deuda
social, que ya lleva 15 años en ejecución. Como lo señala el camarada
Roberto Hernández Wohnsiedler, la clase obrera venezolana está
escasamente sindicalizada, y la mayor parte de los sindicatos no hacen
verdadera vida sindical, como también afirma el camarada Emilio Castro.
El pago de la deuda social, ha tenido como uno de sus efectos, en primer
lugar, el debilitamiento de las luchas de los trabajadores por sus justas
reivindicaciones y por sus derechos, pues la esperanza ha sido puesta en la
acción del estado protector; y en segundo lugar, y más grave aún que el
anterior, es la pérdida de la finalidad y del sentido de las luchas de toda la
clase trabajadora, que algunas veces parecen mostrar signos de pérdida de
aquella conciencia clasista, indispensable para toda política de la clase
trabajadora, pues ella debe conducir todas las políticas de aniquilación de
la burguesía y de su estado. Ambos efectos vuelven impotente
políticamente a la clase trabajadora.
Cómo está constituida la clase trabajadora venezolana
Ella está compuesta por dos segmentos diferenciados por muchas
características, entre otras, por el destino de su trabajo. El primer
segmento, menos numeroso -más o menos 100 mil trabajadores-, en la
industria petrolera, y, algunos miles más en las demás empresas del estado,
en minería y algunos procesamientos básicos, y, los trabajadores de las
industrias de alimentos.
El segundo segmento lo forma todo el conjunto de trabajadores del sector
privado de la economía. El destino del producto del trabajo de esta parte de
la clase trabajadora se devuelve a la clase burguesa, es decir, a los dueños
de los medios de producción en forma de plusvalor y de beneficio del
capital. Esta situación determina el sentido de las luchas obreras y de los
trabajadores del sector privado. Ellas están destinadas a arrancarle a la
burguesía la mayor proporción de sus beneficios empresariales, y, en
realidad, con la finalidad última de acabar con el dominio de la burguesía
sobre toda la sociedad, es decir, a la destrucción de la burguesía como
clase.
Industria petrolera:
La meritocracia en la IV República
El destino económico del producto del trabajo de los trabajadores del
sector público petrolero, en términos de economía capitalista era, hasta
2003 cuando tomamos PDVSA, era el de fortalecer el capital de las
empresas petroleras de Estados Unidos e Inglaterra. El valor de retorno de
la industria regresaba al exterior y la meritocracia de PDVSA -aún siendo
una empresa del estado-, hacía negocios que le dejaba pingües ganancias, a
costa de la descapitalización del país. Si PDVSA hubiese sido de propiedad
privada -que no era el anterior caso-, el valor de retorno neto de las
exportaciones de petróleo y derivados, habría sido acumulación de capital
privado, como lo sería en las demás industrias básicas del estado, si estas
fuesen también privadas. La meritocracia usó a PDVSA ni siquiera como si
ella hubiese sido accionista, sino peor, porque hacía negocios con el dinero
y con las oportunidades de negocio que la compañía brinda, a espaldas de
los dueños, que eran y son el pueblo venezolano.
5.- En la revolución bolivariana
Cuando la Revolución tomó PDVSA en 2003, e invirtió la dirección del
flujo de valor producto de la industria petrolera, y lo dirigió a la nación,
éste comenzó a ser usado en beneficio del pueblo venezolano, como lo
hemos visto todos los venezolanos en los últimos doce años.
Cambio en la distribución de la riqueza petrolera en Venezuela
La inversión hecha por Chávez, fue posible por las reformas legales
realizadas, que permitieron, entre otros usos, al pago de aquella deuda
social, por lo que con Chávez, se inició otra inversión, consistente en que
el estado venezolano comenzó a funcionar de manera recta y correcta, o
sea, al revés de como funcionan los países capitalista, pues, las necesidades
del pueblo comenzaron a ser el objeto prioritario de las políticas
económicas, en lugar de serlo las necesidades de acumulación de los
capitales privado. De allí el odio con que la burguesía nacional ha
arremetido contra el proceso de cambios comenzados en 1999.
Lo que quiere decir que lo económico comenzó a estar supeditado a las
políticas del estado, y no éstas a aquel. En este caso son hacer que los
ingresos del estado vayan, en primer lugar a pagar la deuda social, y junto
con ello, al desarrollo de la nación, y no a la acumulación privada.
Recordando que las estrategias políticas de los estados pueden estar
encaminadas en direcciones contrapuestas, o bien, a la protección a toda la
sociedad, o bien, a la protección a la acumulación de los capitales. Es a
partir de las definiciones anteriores, mencionadas de manera esquemática,
que podemos comprender algunas características de la política en general:
hoy día asistimos a la radicalización de forma disyuntiva en la Unión
Europea y en los Estados Unidos de Norteamérica, donde todas las
políticas sociales ya casi no existen por estar toda la acción política de esos
estados encaminadas a asegurar las necesidades de acumulación de los
capitales.
El estímulo del pago de la deuda y el fracaso como respuesta
El hecho de invertir la dirección del flujo del valor de retorno del negocio
petrolero: del exterior, al interior de la nación, habría podido operar como
un estímulo al sistema productivo nacional. Tal pago determinó que las
demandas preteridas del pueblo hayan estado siendo satisfechas desde el
año 2000. Pero el resultado de haber invertido la dirección del valor del
flujo del valor de retorno petrolero, puso de manifiesto, como ya lo hemos
anotado, las profundas limitaciones de la burguesía nacional, y en
consecuencia, hoy podemos hablar, de manera incontrovertible del fracaso
de la burguesía y de su política de sustitución de importaciones y con ello
el modelo neoclásico y neoliberal en economía, al dejar en manos de la
“iniciativa privada”, o en otras palabras, en las fuerzas capitalistas la tarea
de industrializar a Venezuela, dirigido el proceso de la industrialización
desde los Estados Unidos.
Inversión de las perspectivas en la acción del estado Economía y
política
En el apartado anterior mencionamos la supeditación de lo económico a lo
político iniciado por Chávez en Venezuela e invirtiendo el orden de las
ortodoxias económicas y políticas existentes hasta su gobierno. Ellas
consistían en que las políticas sociales y la acción del gobierno se
supeditaba a los intereses de los actores económicos agentes de los
capitales; sobre este asunto es preciso agregar algunas palabras para hacer
más explícito nuestro discurso, ella son: desde cuando comenzó el dominio
de la teoría neoclásica y se volvió el pensamiento único en uso para dirigir
la economía y la política1, ésta, la política, pasó a ocupar la situación
subalterna y dependiente en relación a las decisiones coyunturales y
estratégicas en el campo económico; los gobernantes podían hacer sólo
aquello que no estorbara a las exigencias que ponían los agentes de los
capitales en su afán de acumulación permanente, que es su finalidad. Pero
si la política se vuelve subalterna de la economía, o de los agentes de la
burguesía, tal situación no es casual y aleatoria, o propia sólo de algunos
países. Ella es, en cambio, la última forma de las sociedades capitalistas, y
de la civilización producto del capital.
Podríamos decir que la teoría neoclásica (o la economía en su concepto
puro), con su brazo armado las políticas neoliberales, son, en su relación
orgánica, la primera, la verdadera teoría del capitalismo; y la segunda, la
teoría que corrige las variaciones que presenta la realidad, en relación a las
ideas de la teoría pura.
1 Este dominio de la cultura neoclásica y neoliberal comenzó en la década de los
años 80s, luego del interludio del keynesianismo, que comenzó a ser la teoría
económica prevaleciente desde los años 30s, impuesta para resolver la crisis que
comenzó en 1929; y recordando que antes de ésta, la teoría económica
prevalente era la neoclásica, que comenzó a forjarse como teoría económica
“burguesa”, luego de la aparición del III Libro de El capital, de Karl Marx, a
partir de los economistas de la Escuela Austríaca.
Ello significa lo siguiente: el dogma político con el que se construye la
teoría pura dice que todas las actividades de la sociedad que tengan la
posibilidad de generar un producto neto, o, acumulación de capital, deben
ser dejadas a la iniciativa privada, por lo que el estado no debe realizar
funciones económicas, e ir tendencialmente, abandonando las que realice
para que la iniciativa privada lo supla y de esa forma producir tanta riqueza
en la sociedad que de tanta que habrá, a los pobres les goteará parte de ella
y así puedan ir progresivamente satisfaciendo sus necesidades.
6.- La burguesía dominaba las políticas públicas en la IV República
Es claro que en una situación de dominio de la burguesía, las políticas
públicas pensadas desde la política para erigir el bien común, se reducen a
un mínimo porque la mayor parte de las decisiones relativas a la
reproducción material de la vida en la sociedad, están mediadas por los
intereses de la burguesía que son la acumulación indefinida de capital, por
lo que ella será la que dirigirá aquellas políticas económicas, e impondrá
sus políticas al estado, como vemos que sucede hoy día en la Unión
Europea y siempre ha sucedido en los Estados Unidos de Norteamérica
como se ha mencionado ya.
Es por ello que desde la década de los años 80s las políticas económicas
comenzaron a ser dirigidas desde los intereses de la burguesía y de sus
centros de decisión, de manera exclusiva, y comenzaron a substituir sin
encubrimientos, a las decisiones políticas emanadas de las direcciones
políticas o de los cuerpos legislativos nacionales. Los políticos llegaban al
gobierno luego de campañas electorales de sus partidos, y después, como
gobiernos en función, cumplían los mandatos de la burguesía, o de los
mercados, que es decir lo mismo.
El contenido de la acción política tradicional, antes de la era neoliberal,
guardaba alguna relación con la ideología general de los partidos en el
gobierno, los que, desde el punto de vista económico se servían de teorías
y técnicas económicas adecuadas a las resolución de problemas específicos
o generales de la nación, y el bienestar social nunca fue su resultado pues
nunca estuvo presente en alguna de las teorías económicas desarrolladas
por la burguesía, que tiene como objeto sólo la acumulación de capital.
La optimización del capital
La teoría económica neoclásica y su brazo armado el neoliberalismo,
tienen entonces, como su objeto de estudio exclusivamente la combinación
de factores para que uno solo de ellos se optimice, es decir, se reproduzca,
y este factor es siempre el factor capital, que es el que organiza la
producción de plusvalor, en cualesquiera que sean sus aplicaciones. Por lo
que los intereses representado en la teoría son y no puede ser otros que los
de la burguesía, de allí que su aplicación en el plano estrictamente
económico, es lo que le da su finalidad a las decisiones de los gobiernos
burgueses, que ejecutan desde el poder del estado mediante sus políticas
económicas la finalidad de la burguesía.
Y esto sucede hoy día de forma más radical: los gobierno están dirigidos
por economistas neoliberales, por lo que todo el sistema productivo debe
tender a ser de forma exclusiva de propiedad privada, en virtud del dogma
mencionado. Lo que lleva a que los gobiernos pierdan tanto su espacio
como agentes económicos en la misma medida en que lo gana la iniciativa
privada, con la consecuente despolitización de la vida civil, y la
eliminación de cualquier tipo de libertad, adquirida luego de al menos dos
siglos de luchas, por la libertad, y millones de muertos.
Restricción del espacio social y del ámbito político. La producción de
la conciencia.
Como es evidente, la progresiva implantación del modo neoclásico de
producción, que no es otra cosa que la teoría del capitalismo en estado
puro, con la tendencial entrega sin restricción alguna del espacio social a la
acción de la burguesía, se encogen de forma progresiva los espacios
sociales, antes del dominio de los ciudadanos, de la política, y del estado.
Esta ganancia para la burguesía se mide no sólo en la magnitud de la
acumulación de capital, sino que adicionalmente, la disminución del
ámbito político, será siempre en escala diferente de la porción ganada por
la burguesía, por la razón siguiente: por medio de la actividad económica
se reproduce la vida material de la sociedad, pero si el espacio de la
política es ocupado por los representantes de los intereses del capital, la
reproducción de la vida social, educativa, cultural, del entretenimiento y de
la actividad física, también son tomados por los capitalistas, pero
recordemos que estos aspectos de la vida social son aquellos en los que se
forma la conciencia social, por lo que constituyen una especie de plusvalor,
porque de esa manera la burguesía logra afianzar su poder sobre la
ciudadanía pues tiene en sus manos la producción de la conciencia.
En consecuencia, el dominio de lo económico en la sociedad, por una
parte, y la creciente disminución del tamaño del estado, en segundo lugar,
hacen que los intereses de la burguesía se transformen en el centro de
dirección de la sociedad y que la organicen, en todos sus aspectos: en el
diseño institucional, en el diseño de las instituciones culturales y
educativas, en el sistema de salud, en el ámbito del esparcimiento, y en fin
en todas las actividades en las que aplicando capital, pueda obtenerse un
plusvalor.
7.- Chávez invierte el destino del valor de retorno
La inversión hecha por Chávez del destino del valor de retorno de las
exportaciones de la industria petrolera, es lo contrario de las teorías y las
políticas neoliberales. Chávez supeditó a los intereses políticos generales o
de la sociedad entera, los intereses económicos, que son sólo los de la
burguesía. En otras palabras, los intereses de la generalidad, al estar por
encima de los particulares de los capitalistas, dirigen la producción de la
riqueza material y la acción del gobierno, esto es lo contrario de lo que
espera la burguesía de un gobernante.
Consecuencias para la clase trabajadora
Lo anterior es clave para la comprensión del papel de las clases
trabajadoras en la Venezuela de hoy: si la burguesía nacional ha fracasado
luego de al menos setenta años dirigiendo la economía y no produjo el
desarrollo nacional al no producir tecnologías propias para posibilitar la
exportación competitiva de sus productos, ella no debe continuar
dirigiendo la economía de la nación. Su fracaso tuvo una consecuencia
adicional y es que su contribución a los ingresos de la nación han sido muy
marginales, y en las últimas décadas le ha depredado al estado cerca de
160 mil millones de dólares que ha enviado al exterior.
No se preocupó por desarrollar un sistema científico al servicio de un
desarrollo independiente, por lo que podemos verdaderamente hablar con
los mejores fundamentos que hayamos tenido en décadas, de la exigencia
de que la clase trabajadora, en alianza con el estado venezolano, que hoy
tiene vocación revolucionaria, tome las riendas del desarrollo nacional.
Tiene las potencialidades intelectuales, técnicas y operativas para lograrlo,
y el estado venezolano, que actúa en representación del pueblo propietario
de las riquezas de Venezuela y de sus industrias públicas, que nunca delega
su soberanía puede hacerlo, y es soberano para plantearlo.
El sector público y trabajadores de la industria petrolera:
Creemos que los trabajadores petroleros, cuyos beneficios son en general
mayores que los del resto de los trabajadores del sector público y del
privado, no deben asumir su relación con el estado como si éste fuese un
patrón de la burguesía -como si PDVSA fuese una corporación privada-, y
no deben aprovecharse de su capacidad de presión, que pueden ejercer en
la situación actual y con los gobernantes actuales, para volverse una suerte
de aristocracia de la clase trabajadora. Lo anterior es muy válido para los
trabajadores petroleros, pues sabemos que PDVSA genera (hasta el 2014)
un volumen de divisas de alrededor de 100 mil millones de dólares
anuales, por lo que no debe ser vista como un maná como en muchas
ocasiones parece ser la lógica sindical de los dirigentes de la clase
trabajadora de PDVSA.
Por lo dicho antes, creemos que el sector trabajador de la industria
petrolera, al poseer en sus filas todo el personal capacitado para hacer
funcionar una industria de la sofisticación que ella supone, al contar en la
industria petrolera, con los mejores conocedores de todas las implicaciones
geopolíticas y estratégicas del negocio petrolero, al contener igualmente a
los negociadores más expertos para operar en el mercado exterior, y,
poseer a un grupo calificadísimo y al nivel científico más alto en ciencias
básicas y tecnologías y sus teorías indispensables, podemos afirmar, sin
dudas, que la industria petrolera está en capacidad, por la calidad de sus
trabajadores, de dirigir el desarrollo científico y tecnológico del país.
Pero no sólo decimos que tiene la capacidad de hacerlo, sino que tiene la
obligación de asumir, como su compromiso de clase trabajadora, con la
nación y con el pueblo, que es quien le formó todas sus experticias y
conocimientos, de ser la clase dirigente de la industrialización de
Venezuela, para que el proceso revolucionario se reimpulse y se puedan
cumplir las metas del Plan de la Patria y hacer de Venezuela una nación
libre a partir de la patria que nos legó Hugo Chávez.
Esta situación especial de los trabajadores petroleros debe ser comprendida
a fondo, pues, si no lo hace, seguirá teniendo como objetivos de sus luchas,
solamente las políticas reivindicativas, que son hasta ahora las que les
consumen sus energías políticas, en lugar de erigirse en la clase que en
virtud de sus conocimientos y de su conciencia histórica, y de sus
obligaciones históricas con el pueblo, conduce el desarrollo en clave
socialista.
La clase trabajadora que presta sus servicios en la industria petrolera debe
entender que el plusvalor que produce, es aquello con lo que los gobiernos
desde Hugo Chávez hasta Nicolás Maduro, han pagado parte de la deuda
social acumulada por muchísimas décadas, y que sirve, y debe seguir
sirviendo para completar ese pago de deuda social, e impulsar el desarrollo
nacional, y, al contrario, no debe ser para su apropiación preferencial por
parte de los trabajadores petroleros.
Trabajadores de las demás industrias básicas del estado
Los anteriores razonamientos valen de forma idéntica para el resto del
sistema de industrias básicas del país. Ellas completan el sistema de
conocimientos científicos y tecnológicos de la nación, que junto con los
anteriores de la industria petrolera deben ser asumidos como la base desde
la cual, la nación venezolana puede impulsar un proceso de desarrollo de
sus fuerzas productivas a gran escala.
En consecuencia, la clase trabajadora de los sectores antes expuestos, tiene
una tarea histórica de cumplimiento obligatorio: de dirigir e impulsar el
desarrollo científico, tecnológico e industrial de la nación.
¿Cómo hacerlo? ¿Necesidad de la vanguardia revolucionaria?
La anterior debería ser la pregunta más fácil de responder, Lo sería, si no
fuese porque los trabajadores de las industrias básicas han sido
contaminados en las últimas décadas por las políticas socialdemócratas
instauradas en los sindicatos. Ellas tienen como una de sus direcciones la
de enfrentar al estado como si fuese el patrón capitalista, pero ante el
patrón capitalista real, capitulan sus exigencias. El estado protege y ante
los capitalistas se sienten desprotegidos, no luchan y prefieren transigir.
Creemos que este sea una de los obstáculos que enfrentamos los
trabajadores venezolanos en general.
Hoy la vanguardia revolucionaria está distribuida en toda la nación, está
nucleada en los partidos del Gran Polo Patriótico, pero no se presenta
cohesionada en atención a un programa claro y concreto de transición al
socialismo. Dentro de la vanguardia, la clase obrera y trabajadora en
general, a quienes estamos llamando a dirigir el proceso clasista de
industrialización en Venezuela, es la que está llamada a ser ductora, si es
que se autodirige por una clara conciencia de clase, no particularizada, sino
general, que su definición de clase incluya también la del futuro de la
sociedad sin clases, o sea, hacia el socialismo, si tiene esta dirección
clasista puede hacerlo.
Exigencias al trabajador petrolero
Exigir a los trabajadores petroleros que sean el eje de la revolución, por
constituir el motor científico, tecnológico y económico, y que se sitúen en
su verdadera condición de clase, o sea, de ser clase para sí, pues hasta
ahora han sido sólo una clase en sí, desprovista de una dirección política
clasista. Su dirección política clasista, hará que ella deje de verse a si
misma como una clase social dentro del capitalismo, y se sitúe en su rol
histórico de motor del desarrollo industrial para llegar al socialismo, y
construyamos entre todos una sociedad sin clases sociales, sin dueños
privados de los factores de la producción. Tal es lo que está planteado hoy
día y que la sociedad venezolana espera de ellos.
Debe dejar de considerarse como la fuerza de trabajo dentro de la
contabilidad de los capitalistas y parte de los haberes de ellos, a los cuales
busca arrancarle parte del plusvalor que ella sabe que produce. Debe
comprender plenamente que el estado venezolano no es un patrón
capitalista sino su aliado de clase hoy día en la construcción del
socialismo, dirección hacia el socialismo que no parece tener clara. En
otras palabras debe situarse dentro de la perspectiva de ser clase para sí, es
decir, que sus intereses son los de todo el pueblo y ejercer tal condición.
Si estuviésemos hablando de los trabajadores que le prestan su servicio a la
burguesía como mercancía fuerza de trabajo, se podría hablar plenamente
de que si todo el plusvalor es producido por los trabajadores, ésta debe
tener como vocación la eliminación de la clase social que le expropia ese
plusvalor y al resto de los trabajadores y de esa manera transformarse en
clase para sí, es decir, construir un estado y una nación de trabajadores.
Pero este no es el caso con los trabajadores de la industria petrolera
nacional.
Repetimos: los trabajadores de la industria petrolera nacional, deben
entender que el plusvalor que produce, es aquello con lo que los gobiernos
desde Hugo Chávez hasta Nicolás Maduro, han pagado parte la deuda
social acumulada por muchísimas décadas, y que sirve, y debe seguir
sirviendo para completar ese pago de deuda social, y en primer lugar,
impulsar el desarrollo nacional, y, al contrario, no debe ser para su
apropiación preferencial por parte de los trabajadores petroleros. Deben
dejar de considerar que la finalidad de sus luchas sindicales consista en
arrancarle a PDVSA la mayor cantidad de beneficios, considerando con
ello, que satisfacen la finalidad de sus luchas. Al contrario, los trabajadores
petroleros tienen una muy diferente misión, y es su única misión histórica,
pues son responsables del manejo de toda la producción y de todo el
negocio petrolero y son responsables del desarrollo industrial pues están en
posibilidad de hacer.
La interacción con el Estado, que no es un patrón capitalista
A nuestra manera de ver, este es un asunto crucial. Más allá de la dificultad
coyuntural enunciada más arriba, tenemos una ventaja igualmente crucial:
a los trabajadores lo dicho les es mucho más evidente y razonable que a
aquellos que no están sometidos a la dirección despótica de su vida por un
patrón capitalista, es decir, es más evidente para casi toda la población del
país, pues casi todos trabajamos. Pero esto último nos lleva a otro asunto:
ni los trabajadores petroleros ni los de las empresas básicas, ni ningún otro
trabajador del estado, organizado como clase, debe considerar al estado
como si fuese un patrón capitalista, con el estado debe haber un
entendimiento sobre asuntos estratégicos que debe presidir cualquier
negociación sobre salarios y beneficios económicos, derivados de su
condición de trabajadores. Es decir, los trabajadores deben contribuir a la
elevación de conciencia de la burocracia del estado y de los dirigentes
nacionales, o sea, la educación revolucionaria a la sociedad en general y a
los funcionarios del estado, esta tarea le corresponde a los trabajadores
revolucionarios.
El resto de los trabajadores del estado.
Los razonamientos anteriores deben ser similares para quienes trabajan es
las empresas productoras de alimentos en manos del estado. Al igual que
los anteriores de las industrias básicas petroleras y minera, pueden
considerarse igualmente trabajadores de industrias estratégicas, pues se
trata de, a) soberanía alimentaria, y no sólo seguridad, b) industrias
estratégicas porque su planificación y desarrollo a largo plazo significa la
posibilidad de implantar un sistema productivo en el resto del sistema de
las industrias que pueda contar con abundancia de alimentos, que pueda
garantizar en el futuro que el costo del trabajo permita, junto con el
desarrollo de tecnologías propias, llevar a Venezuela a ser un exportador de
productos competitivos en cuanto a precios.
Trabajadores del sector privado de la economía.
Creemos que una de las tareas más urgentes del sector de la clase
trabajadora que presta sus servicios en el sector privado, consiste en
reactivar sus organizaciones de clase, especialmente sus sindicatos,
transformándolos en verdaderas escuelas de socialismo, atribuyéndoles
múltiples finalidades, pero las primordiales serían, a nuestro entender,
luchar por sus legítimas reivindicaciones dentro del actual estado burgués
venezolano que busca transitar al socialismo, teniendo como finalidad
última su transformación en un estado de los trabajadores. Creemos que
éste es el eje en torno al cual debe girar toda la estrategia de
enfrentamiento de clase de los trabajadores del sector privado con la
burguesía nacional. Debe estar acompañado por una estrategia educativa,
planteada desde la perspectiva política con la finalidad de que los
trabajadores no pierdan nunca la meta última consistente en la aniquilación
de las relaciones de producción capitalistas, y no, como muchas veces
sucede, creer que la lucha de clase es sólo por mejoras económicas, sin
contenido político, que debe ser el primordial.
Uno de los objetivos de esta lucha política de enfrentamiento con la
burguesía es mostrar el fracaso de esta clase en hacer de Venezuela un país
desarrollado. Fracaso al haberse sometido desde 1959 a las políticas
dictadas desde Washington de sustitución de importaciones, con la
consecuente sujeción tecnológica y de suministros a la burguesía
estadounidense. De su incapacidad para haber desarrollado un sistema
científico y tecnológico mediante el sistema universitario y de
investigaciones creados por el estado venezolano. La clase trabajadora del
sector privado debe desarrollar una política en primer lugar económica, en
segundo lugar de denuncia de su incapacidad para producir el desarrollo,
en tercer lugar, de educación y auto educación política, para provocar,
mediante exigencias económicas, y exigencias políticas, consistentes en la
creciente participación de los trabajadores en la dirección de las empresas,
su completo pase a las manos de la sociedad. En otras palabras,
expropiarlas progresivamente, lo que significa que la lucha ha sido
verdaderamente política, algo que debe presidir el programa de luchas
económicas, la conciencia de clase para sí.
Existe una parte de la clase trabajadora empleada en la industria agraria
privada, que requiere especial atención, pues ellos están ligados a los
asuntos de seguridad alimentaria, y adicionalmente, poseen experticias y
experiencias de trabajo y conocimientos esenciales para la transformación
de Venezuela, en un país, no sólo con seguridad alimentaria sino soberanía
d ella misma. Lo mismo sucede con los trabajadores y obreros ligados a las
industrias metalmecánicas cuyos conocimientos son determinantes en todo
proceso de industrialización.
8.- ¿Quién está en la obligación de motorizar y dirigir la revolución en
Venezuela? Sectores público y privado
Según nuestro criterio, el destino y la obligación actual de la clase
trabajadora del sector público, sobretodo del petrolero y el de las empresas
básicas, es el de ser la fuerza decisiva en la industrialización a gran escala
del país, que es el requisito, y la base de sustentación de la revolución.
Lo anterior es el resultado de observar dos fenómenos, el primero es, que
ellos son los que poseen los conocimientos y la experiencia necesarios para
manejar e interpretar los procesos industriales más sofisticados que existen
en Venezuela, muy cercanos desde los puntos de vista científico y
tecnológico, a los que posibilitan dar el salto a la ciencia y a la tecnología
que requiere Venezuela; en segundo lugar, que su número los vuelve
cualitativamente esenciales para realizar las tareas que la nación tiene en la
construcción de la sociedad futura, y, adicionalmente, y en tercer lugar, y
esencial desde el punto de vista ético, que ellos son deudores de la nación
venezolana que fue quien les posibilitó poseer sus conocimientos y
experticias cuya finalidad es ejercerlas según los planes de la nación, y no
en su beneficio.
Trabajadores del sector privado de la economía.
Creemos que una de las tareas más urgentes del sector de la clase
trabajadora que presta sus servicios en el sector privado, consiste en
reactivar sus organizaciones de clase, especialmente sus sindicatos,
transformándolos en verdaderas escuelas de socialismo, atribuyéndoles
múltiples finalidades, pero las primordiales serían, a nuestro entender,
luchar por sus legítimas reivindicaciones dentro del actual estado burgués
venezolano que busca transitar al socialismo, teniendo como finalidad
última su transformación en un estado de los trabajadores. Creemos que
éste es el eje en torno al cual debe girar toda la estrategia de
enfrentamiento de clase de los trabajadores del sector privado con la
burguesía nacional. Debe estar acompañado por una estrategia educativa,
planteada sólo desde la perspectiva política de la clase trabajadora que es
la única manera de no perder la meta última consistente en la aniquilación
de las relaciones de producción capitalistas, y no, como al contrario sucede
con frecuencia, creer que la lucha de clase es sólo por mejoras económicas,
sin contenido político, que debe ser el primordial, que es la concepción de
la socialdemocracia para la que la clase obrera es sólo aquel contingente de
personas que una vez incluidos dentro de los “gastos” del capital, a título
de salarios, es de propiedad del empleador, o sea, la clase trabajadora que
presta sus servicios a la empresa privada, no puede seguir considerándose a
sí misma como una de las propiedades del capital.
En este texto no distinguimos los obreros propiamente dichos del resto de
los trabajadores que trabajan por un salario por no ser propietarios de
medios de producción. Todos ellos tiene los mismos intereses estratégicos,
aun cuando algunos puedan creer que sus coyunturas vitales los acerquen a
sus patrones burgueses.
De la misma manera, pensamos que todos los trabajadores que prestan
servicios a la empresa privada, incluso los servidores asalariados de la
tecnoestructura funcional y administrativa de las empresas sienten la patria
como todos los venezolanos, y tienen necesidad de una patria en la que los
trabajadores sean aquellos que tracen las líneas estratégicas del desarrollo
nacional, o sea, como se ha dicho antes, todos tienen básicamente los
mismos intereses de clase, por lo que políticamente deberían participar en
seguir el camino de acompañar al estado y al resto de la clase trabajadora
en el esfuerzo de producir una industrialización que nos lleve a la
independencia, a la liberación de la dependencia exterior y a la
construcción de una sociedad libre del dominio de la burguesía sobre toda
ella.
Uno de los objetivos de esta lucha política de enfrentamiento con la
burguesía es mostrar el fracaso de esta clase en hacer de Venezuela un país
desarrollado. Fracaso al haberse sometido desde 1959 a las políticas
dictadas desde Washington de sustitución de importaciones, con la
consecuente sujeción tecnológica y de suministros a la burguesía
estadounidense. De su incapacidad para haber desarrollado un sistema
científico y tecnológico mediante el sistema universitario y de
investigaciones creados por el estado venezolano. La clase trabajadora del
sector privado debe desarrollar una política en primer lugar económica, en
segundo lugar de denuncia de su incapacidad para producir el desarrollo,
en tercer lugar, de educación y auto educación política, para provocar,
mediante exigencias económicas, y exigencias políticas, consistentes en la
creciente participación de los trabajadores en la dirección de las empresas,
su completo pase a las manos de la sociedad. En otras palabras,
expropiarlas progresivamente, lo que significa que la lucha ha sido
verdaderamente política, algo que debe presidir el programa de luchas
económicas, la conciencia de clase para sí.
Existe una parte de la clase trabajadora empleada en la industria agraria
privada, que requiere especial atención, pues ellos están ligados a los
asuntos de seguridad alimentaria, y adicionalmente, poseen experticias y
experiencias de trabajo y conocimientos esenciales para la transformación
de Venezuela, en un país, no sólo con seguridad alimentaria sino soberanía
d ella misma. Lo mismo sucede con los trabajadores y obreros ligados a las
industrias metalmecánicas cuyos conocimientos son determinantes en todo
proceso de industrialización.
El objetivo estratégico de los trabajadores del sector privado de la
economía es el de mostrar el fracaso de la burguesía para desarrollar a
Venezuela.
Por todo lo anteriormente dicho, creemos que los trabajadores del sector
privados de la economía, tienen una misión estratégica, ella consiste en
mostrar -en esta lucha política de liberación nacional-, el fracaso de la
burguesía en su única misión histórica, que era el de realizar el desarrollo
de Venezuela. Hoy día, nuestro enfrentamiento con ella, además de
contener todos los aspectos de las anteriores luchas populares, obreras y
del sindicalismo revolucionarios, debe tener otro contenido, que nunca
había tenido de forma sistemática hasta ahora, que consiste en subsumir
todas las luchas de los trabajadores, dentro de una finalidad revolucionaria
y que es la de mostrar el fracaso de la burguesía en hacer de Venezuela un
país desarrollado. Es por lo tanto un objetivo político el de los trabajadores
del sector privado de la economía.
Estar conscientes del carácter fetichista de la economía capitalista
Cumplir su misión histórica situaría a la clase trabajadora en el centro de sí
misma, mostraría así su grado de conciencia intelectual e histórica y en
consecuencia revolucionaria; sería situarse de manera consciente como la
fuerza activa de la nuestra historia, al desplazar a la clase que la empleaba
por un salario que, con la relación capital-trabajo, la burguesía incluye a
los trabajadores dentro de su contabilidad como capital variable, al cual le
extrae un plusvalor con el que acrecienta la magnitud de su capital,
transformando seres humanos en mercancías. A los estos trabajadores les
corresponde ser una fuerza determinante, en la abolición del capitalismo
El fracaso de la política de sustitución de importaciones
La burguesía como clase económica ha creído siempre que situar a
Venezuela, primero en el siglo XX y luego en el presente, consiste en
importar novedades de los Estados Unidos y de los demás países
desarrollados y venderlas en Venezuela; o comprar medios de producción,
práctica la cual la excluye, en principio, y desde siempre de la posibilidad
de ser la fuerza activa de la industrialización relativamente autónoma e
independiente de Venezuela: si compras maquinarias nunca las producirás.
Tal fracaso vuelve nuestro presente radicalmente diferente de todo tiempo
anterior, pues tiene la estructura de la indudable disyuntiva mencionada
más arriba, cuya resolución es inaplazable pues en esa resolución se decide
la vida de la nación y su existencia.
Ante el fracaso de la lumpen burguesía los trabajadores somos la única
opción que tiene Venezuela para sobrevivir en un mundo dirigido por
fuerzas que tienen como finalidad la de apoderarse de las riquezas de los
pueblos.
Los trabajadores del sector privado -obreros y no obreros-, poseen los
conocimientos necesarios por sus relaciones sociales de producción, y por
la información que tienen sobre las condiciones tecnológicas de las
empresas en las que trabajan, y de las limitaciones inherentes a ser
industrias con tecnologías obsoletas, cuyos propietarios no tienen ni la
capacidad de innovar por estar ligadas a contratos que lo prohíben, ni han
tenido la voluntad de hacerlo.
Sabemos que ese fracaso es el resultado de haberse sometido desde 1959 a
las políticas de substitución de importaciones dictadas desde Washington,
con la consecuente sujeción tecnológica y de suministros a la burguesía
estadounidense y ha sido así por su incapacidad para haber desarrollado un
sistema científico y tecnológico mediante el sistema universitario y de
investigaciones creados por el estado venezolano o por ella misma.
9.- La clase trabajadora, puede
El conjunto de los trabajadores de Venezuela, tienen la posibilidad de
dirigir el desarrollo industrial, y pueden por poseer los instrumentos
esenciales de trabajo: sus conocimientos teóricos y prácticos de trabajo, y
su experiencia acumulada en muchos y por mucho tiempo, por ello es
también su obligación. Saben del fracaso de los empleadores capitalistas
de sus colegas trabajadores del sector privado, y los del sector público
petrolero, minero y de la agroindustria, lo saben también y aquellos pueden
mostrarlo y pueden argumentarlo. Adicionalmente tienen el conocimiento
de que el futuro y la suerte de la nación depende de que todos los
trabajadores tomemos las riendas del desarrollo en concordancia con el
estado.
En este caso específico los trabajadores no tenemos nada que perder, y sí
mucho qué ganar, pues lo que ganaremos será realizar, como agente real e
indispensable del desarrollo industrial y social y civilizatorio, y además, la
labor pedagógica de mostrar ante la nación, la necesidad del control de los
trabajadores sobre los destinos de la patria, por habernos nosotros situado
en el centro mismo de nuestra misión histórica.
En la tarea de mostrar y argumentar que la burguesía fracasó, los
trabajadores del sector privado de la economía, pueden sin lugar a dudas
contar con la colaboración de la clase trabajadora del sector público, pero
por ser trabajadores del sector privado, les corresponde a ellos realizarla y
están obligados a hacerlo en esta coyuntura de la nación. Demostrar el
fracaso de la burguesía, es comprender su responsabilidad histórica.
Este primer argumento debe ser el que guíe su política económica, y puede
desarrollarse desde variadas perspectivas, en correspondencia con los
diferentes sectores en los que los capitales privados industriales han
invertido, mostrando aspectos claves de su incompetencia para afrontar su
misión histórica que era el desarrollo.
Reiterando, creemos entonces que su política debe ser en primer lugar, la
continuación de las luchas económicas que han enfrentado a la clase obrera
con la burguesía; en segundo lugar, la denuncia de su incapacidad para
producir el desarrollo; en tercer lugar, de educación y auto educación
política, para provocar, mediante exigencias económicas, y exigencias
políticas, consistentes en la creciente participación de los trabajadores en la
dirección de las empresas, su completo pase a las manos de la sociedad. En
otras palabras, expropiarlas progresivamente, pues la lucha es política, y se
supeditan las luchas económicas y gremiales, a las finalidades políticas. El
conocimiento de su misión de clase revolucionaria es lo que le dará a la
clase trabajadora del sector privado, su condición de clase para sí. Y de esa
forma, sus finalidades serán los de la sociedad entera.
Apropiación del Plan de la Patria
En esta parte asumiremos como necesaria la hipótesis según la cual el
estado y la clase trabajadora en conjunción asumen la necesidad del
desarrollo nacional desde dos perspectivas diferentes y coincidentes: en
primer lugar, la clase trabajadora asume su misión histórica, de ser la
fuerza motriz del desarrollo, y el estado asume la función pasiva de
proporcionar el merco legal e institucional; la clase trabajadora aporta sus
conocimientos y su experiencia y su capacidad dinámica encerrada en su
praxis que encierra conocimiento y acción en un solo ente; el estado
además de su estructura, una acumulación de conocimientos teóricos y
prácticos, los primeros resumidos en el Plan de la Patria, y los segundos,
su experiencia institucional, industrial y comercial, además el estado
asume su condición activa mediante las erogaciones financieras, y los
sistemas de circulación de las finanzas y las mercancías.