miércoles, 31 de julio de 2013

EL LEGADO DE CHAVEZ

Los asesinos del legado de Chávez

Hace un par de días el Comandante Chávez arribaría a su cincuenta y nueve aniversario de su nacimiento. Una fecha que no pudo ver dado que la enfermedad del siglo, nos los quitó, nos lo apartó de la senda y lo sembró en el camino. Aun así Chávez ya se había convertido en un fueguito de esos que Galeano dice que cuando uno se acerca nos prende. Un fueguito que hizo que se encendiera la hierba mojada, en las mismas palabras de Galeano. Así pues el Comandante sigue siendo un fueguito, un fueguito eterno. Que no se apagará, pues habrá de aquí en adelante generaciones que encenderán sus conciencias con alguna de la parte de su existencia. De modo que Chávez, no ha muerto sino que vive de esta y otras muchas maneras.

Hoy quienes asumimos la difícil tarea de la construcción del socialismo, debemos preservar su memoria, su ejemplo de militante, preservarlo de quienes buscan asesinar esta memoria, su ejemplo. Estos asesinos son visibles en la derecha venezolana, pero los pocos visibles están entre nosotros. Entre nosotros hay quienes buscan asesinar el legado de Chávez y vivir de la expoliación de su imagen, al más claro estilo del eclesial romano, es decir sustraer la esencia de su legado y solo dejar la adoración, la contemplación. Algunos sin darse cuenta y otros con alevosía. Estos asesinos los tenemos en todas la posiciones: dirigentes políticos cuyo discursos son impecablemente revolucionarios y proporcionalmente inversos a sus estilo de vida; funcionarios y funcionarias públicas, vampiros de los recursos e indiferentes a las necesidades del pueblo; dirigentes comunitarios, que buscan hacer del trabajo social una alcabala en la que los demás deben pasar para tener acceso a lo que son sus derechos; sindicalistas “socialistas”, que tranzan cuantas veces puedas con el patrón, por una monedas; venezolanas y venezolanos que hacen de la trampa su palanca para acceder a una mejora de la calidad de vida y de la consumo. Son asesinos cotidianos del legado de Chávez, aunque se vistan de rojo rojito.

Afortunadamente, también existen quienes hacemos que Chávez, reviva cada día en esta patria, los que promovemos las participación de todos y todas, los que cuidamos que los recursos se ejecuten de la mejor manera, los que nos somos indiferentes a la necesidades del pueblo, los que vivimos del salario y rechazamos las ofertas dudosas (que nos califica en la lista de “guevones” del proceso), los que hacemos innegociables e irrenunciables los derechos de los trabajadores, los que nos alegramos de haber avanzado, quizás no mucho, pero juntos; los que creemos que no es posible construir el socialismo sin renunciar a las practicas que el capitalismo nos ha instalado en nuestra forma de ser. Los que en definitiva fuimos prendido por ese fueguito llamado Chávez. Ese pueblo prendido por Chávez.

miércoles, 24 de julio de 2013

Te lo dije Samán, cuando vean tocados sus intereses, te van a patear ese c… como a Mario

De acuerdo a una resolución publicada en la Gaceta Oficial número 40.211, el ministro de Comercio, Alejandro Fleming, revocó la facultad que desde mediados de junio tenía el presidente del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis), Eduardo Samán, para designar y remover a los directores y al personal de confianza de ese instituto. Se desconoce el efecto que dicha medida pueda tener sobre la capacidad de Indepabis de cumplir con eficiencia sus funciones de garantizar el acceso a los bienes y servicios, para lo cual fue designado por el Presidente de la República.

La disputa, ciertamente, está dada entre: Unos, que no quieren que se ataque la corrupción, pero, no tienen claro, qué hacer con sus amigos corruptos, ni les interesa, realmente la Revolución, cómo marcha; ni tienen capacidad ni autoridad moral para tener un cargo en la Revolución, ni representan a nadie. Lamentablemente, gran parte, de los venezolanos, que han visto este exabrupto cometido, de revocar la facultad que desde mediados de junio tenía el presidente del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis), Eduardo Samán, para designar y remover a los directores y al personal de confianza de ese instituto.

La gran mayoría del pueblo venezolano, elevadamente afectados por la corrupción, ven que sus demandas y legítimos reclamos se posterguen y, sean siempre, los corruptos, los más beneficiados. Otros, que luchan por erradicar la corrupción y, con ello, asegurar la continuidad de una conducción, básicamente, ética de la Revolución bolivariana, como principal virtud. Además, de, ser liderada por un presidente obrero, hijo de Chávez y éticamente intachable – basta decir que hoy están abiertos procesos de investigación contra la corrupción, en instituciones y empresas públicas- pero que, además este tipo de acciones anti corrupción, está tocando intereses particulares.

Tengo la ligera impresión que lo primero que debe aparecer en nuestras conciencias es: “a quién, se les hace el juego con estas decisiones, que perjudican la ética de la Revolución”. No es, a mi modo de ver las cosas, lo subjetivo, lo que debe primar, veamos lo objetivo, lo sustantivo de la Revolución, creo que el optar por desautorizar a Samán, no garantiza la continuidad de una gestión limpia, significa que, entre otras cosas, se irrespeta la voluntad del presidente Nicolás Maduro, que dijo, en su momento, queremos que el Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis), sea conducida por un hombre honesto y, con capacidad para garantizar la comida de los venezolanos y ponerla al alcance de todas y todos. Ciertamente, el optar por el revocarle facultades a Eduardo Samán, tiene relación, también, con el miedo de algunos pomalacas, que hoy están atornillados en el gobierno, y que temen a los cambios necesarios, para que el pueblo venezolano participe, decida y esté mejor informado de lo que se hace.

La Revolución Bolivariana y quienes hacemos vida en ella no podemos poner por delante, la inestabilidad, la incapacidad, la mentira y el desgobierno, que podría ocurrir, con estas tomas de decisiones, que beneficias a los corruptos. Eduardo Samán, y hay que decirlo abiertamente, es, hoy por hoy, la persona, que debe seguir designando y removiendo a los directores y al personal de confianza de ese instituto. En estos catorce (14) años de Revolución Bolivariana, Eduardo Samán, ha demostrado a lo largo de toda su vida estar en contra de todo tipo de corrupción, incluyendo tráfico de influencia.

Acertada decisión tomada por nuestro presidente Nicolás Maduro al nombrar presidente del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis) a Eduardo Samán. Camaradas, pareciera que hay “revolucionarios” que no quieren, que exista la justa distribución y comercialización de alimentos, para todas y todos y que los programas sociales, sean abiertos, transparentes, que se realicen de manera adecuada y sigan beneficiando, a todos, especialmente a los que menos tienen. Estas decisiones Claro Oscuros, tomadas por algunos personeros del gobierno, son improcedente, por qué hay intereses, entre quienes propugnan la corrupción, que no podemos avalar; por mantener el espíritu democrático y de fortalecimiento de las instituciones, camino por el que debemos transitar al tiempo que nos dará la posibilidad de decirles a los corruptos, que no estamos dispuestos a validar acciones incorrectas y poco constructivas para la Revolución Bolivariana.

Solo el pueblo salva el pueblo.

Patria Socialista o Muerte… VENCEREMOS.

lunes, 15 de julio de 2013

EL CAPITAL
la llamada acumulación originaria


1. EL SECRETO DE LA ACUMULACIÓN ORIGINARIA
Hemos visto cómo se convierte el dinero en capital, cómo sale de éste la plusvalía y de la plusvalía más capital. Sin embargo, la acumulación de capital presupone la plusvalía; la plusvalía, la producción capitalista, y ésta, la existencia en manos de los productores de mercancías de grandes masas de capital y fuerza de trabajo. Todo este proceso parece moverse dentro de un círculo vicioso, del que sólo podemos salir dando por supuesto una acumulación «originaria» anterior a la acumulación capitalista («previous accumulation», la denomina Adam Smith), una acumulación que no es fruto del régimen capitalista de producción, sino punto de partida de él.
Esta acumulación originaria viene a desempeñar en la Economía política más o menos el mismo papel que desempeña en la teología el pecado original. Adán mordió la manzana y con ello el pecado se extendió a toda la humanidad. Los orígenes de la primitiva acumulación pretenden explicarse relatándolos como una anécdota del pasado. En tiempos muy remotos —se nos dice—, había, de una parte, una élite trabajadora, inteligente y sobre todo ahorrativa, y de la otra, un tropel de descamisados, haraganes, que derrochaban cuanto tenían y aún más. Es cierto que la leyenda del pecado original teológico nos dice cómo el hombre fue condenado a ganar el pan con el sudor de su rostro; pero la historia del pecado original económico nos revela por qué hay gente que no necesita

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Sudar para comer. No importa. Así se explica que mientras los primeros acumulaban riqueza, los segundos acabaron por no tener ya nada que vender más que su pelleja. De este pecado original arranca la pobreza de la gran masa que todavía hoy, a pesar de lo mucho que trabaja, no tiene nada que vender más que a sí misma y la riqueza de los pocos, riqueza que no cesa de crecer, aunque ya haga muchísimo tiempo que sus propietarios han dejado de trabajar. Estas niñerías insustanciales son las que al señor Thiers, por ejemplo, sirven todavía, con el empaque y la seriedad de un hombre de Estado a los franceses, en otro tiempo tan ingeniosos, en defensa de la propriété [propiedad]. Pero tan pronto como se plantea el problema de la propiedad, se convierte en un deber sacrosanto abrazar el punto de vista de la cartilla infantil, como el único que cuadra a todas las edades y a todos los grados de desarrollo. Sabido es que en la historia real desempeñan un gran papel la conquista, el esclavizamiento, el robo y el asesinato, la violencia, en una palabra. Pero en la dulce Economía política ha reinado siempre el idilio. Las únicas fuentes de riqueza han sido desde el primer momento el derecho y el «trabajo», exceptuando siempre, naturalmente, «el año en curso». En la realidad, los métodos de la acumulación originaria fueron cualquier cosa menos idílicos.
Ni el dinero ni la mercancía son de por sí capital, como no lo son tampoco los medios de producción ni los artículos de consumo. Hay que convertirlos en capital. Y para ello han de concurrir una serie de circunstancias concretas, que pueden resumirse así: han de enfrentarse y entrar en contacto dos clases muy diversas de poseedores de mercancías; de una parte, los propietarios de dinero, medios de producción y artículos de consumo deseosos de explotar la suma de valor de su propiedad mediante la compra de fuerza ajena de trabajo; de otra parte, los obreros libres, vendedores de su propia fuerza de trabajo y, por tanto, de su trabajo. Obreros libres en el doble sentido de que no figuran directamente entre los medios de producción, como los esclavos, los siervos, etc., ni cuentan tampoco con medios de producción de su propiedad como el labrador que trabaja su propia tierra, etc.; libres y desheredados. Con esta polarización del mercado de mercancías se dan las condiciones fundamentales de la producción capitalista. Las relaciones capitalistas presuponen el divorcio entre los obreros y la propiedad de las condiciones de realización del trabajo. Cuando ya se mueve por sus propios pies, la producción capitalista no sólo mantiene este divorcio, sino que lo reproduce en una escala cada vez mayor. Por tanto, el proceso que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: el proceso de disociación entre el obrero y la propiedad de las condiciones de su trabajo, proceso que, de una

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parte, convierte en capital los medios sociales de vida y de producción, mientras que, de otra parte, convierte a los productores directos en obreros asalariados. La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la llama «originaria» porque forma la prehistoria del capital y del modo capitalista de producción.
La estructura económica de la sociedad capitalista brotó de la estructura económica de la sociedad feudal. Al disolverse ésta, salieron a la superficie los elementos necesarios para la formación de aquélla.
El productor directo, el obrero, no pudo disponer de su persona hasta que no dejó de vivir encadenado a la gleba y de ser siervo dependiente de otra persona. Además, para poder convertirse en vendedor libre de fuerza de trabajo, que acude con su mercancía adondequiera que encuentre mercado, hubo de sacudir también el yugo de los gremios, sustraerse a las ordenanzas sobre aprendices y oficiales y a todos los estatutos que embarazaban el trabajo. Por eso, en uno de sus aspectos, el movimiento histórico que convierte a los productores en obreros asalariados representa la liberación de la servidumbre y la coacción gremial, y este aspecto es el único que existe para nuestros historiadores burgueses. Pero, si enfocamos el otro aspecto, vemos que estos trabajadores recién emancipados sólo pueden convertirse en vendedores de sí mismos, una vez que se vean despojados de todos sus medios de producción y de todas las garantías de vida que las viejas instituciones feudales les aseguraban. Y esta expropiación queda inscrita en los anales de la historia con trazos indelebles de sangre y fuego.
A su vez, los capitalistas industriales, estos potentados de hoy, tuvieron que desalojar, para llegar a este puesto, no sólo a los maestros de los gremios artesanos, sino también a los señores feudales, en cuyas manos se concentraban las fuentes de la riqueza. Desde este punto de vista, su ascensión es el fruto de una lucha victoriosa contra el poder feudal y sus indignantes privilegios, contra los gremios y las trabas que estos ponían al libre desarrollo de la producción y a la libre explotación del hombre por el hombre. Pero los caballeros de la industria sólo consiguieron desplazar por completo a los caballeros de la espada explotando sucesos en que no tenían la menor parte de culpa. Subieron y triunfaron por procedimientos no menos viles que los que en su tiempo empleó el liberto romano para convertirse en señor de su patrono.
El proceso de donde salieron el obrero asalariado y el capitalista, tuvo como punto de partida la esclavización del obrero. Este

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desarrollo consistía en el cambio de la forma de esclavización: la explotación feudal se convirtió en explotación capitalista. Para comprender la marcha de este proceso, no hace falta remontarse muy atrás. Aunque los primeros indicios de producción capitalista se presentan ya, esporádicamente, en algunas ciudades del Mediterráneo durante los siglos XIV y XV, la era capitalista sólo data, en realidad, del siglo XVI. Allí donde surge el capitalismo hace ya mucho tiempo que se ha abolido la servidumbre y que el punto de esplendor de la Edad Media, la existencia de ciudades soberanas, ha declinado y palidecido.
En la historia de la acumulación originaria hacen época todas las transformaciones que sirven de punto de apoyo a la naciente clase capitalista, y sobre todo los momentos en que grandes masas de hombres son despojadas repentina y violentamente de sus medios de subsistencia y lanzadas al mercado de trabajo como proletarios libres y desheredados. Sirve de base a todo este proceso la expropiación que priva de su tierra al productor rural, al campesino. Su historia presenta una modalidad diversa en cada país, y en cada uno de ellos recorre las diferentes fases en distinta gradación y en épocas históricas diversas. Reviste su forma clásica sólo en Inglaterra, país que aquí tomamos, por tanto, como modelo[*].

DEBEMOS INVESTIGAR QUERIDOS AMIGOS QUE ES LA REPRODUCCION AMPLIADA, ENTONCES TENDREMOS TODOS LOS ARGUMENTOS PARA HABLAR SOBRE LOS LA PROPIEDAD PRIVADA.