Sin ser
convocada, la realidad irrumpe en el diálogo y las mesas
Los actores se pusieron de acuerdo, la actuación
fue magistral. El país, espectador cautivado, asiste al desarrollo del nuevo
pacto de punto fijo. El capitalismo puede dormir como un niño, ya no hay
monstruos bajo la cama, ya no corre peligro.
Sin embargo, el protagonista principal,
la realidad, no subió al escenario, no fue invitada a las mesas, se quedó
tras bastidores, ni siquiera la dejan entrar a la obra paralela: las mesas de
economía.
La obra de teatro que construye el nuevo pacto de
punto fijo es sólo eso, una obra de teatro, una ficción a puertas cerradas sin
espectadores. La realidad le quita todo el público… es más creíble.
Los obreros no pueden participar en la obra
principal, sería riesgoso, para ellos reservan una opereta: repartir algunas
reivindicaciones como es costumbre en ciertas fechas, subir un porcentaje el
salario mínimo, pero todo con cuidado de no poner en peligro al sistema
capitalista. Al contrario, se convoca a los obreros para que sean sus propios
verdugos, para que no se escapen del inocuo economicismo.
La anterior obra de teatro, “el pacto de punto fijo
primero”, que mantuvo al país embobado por medio siglo, dejó de ser
instrumento para la dominación del capitalismo rentista, fracasó, perdió el
control. Su momento culminante fue el gobierno de carlos andrés, aquella
bonanza petrolera construyó una imagen de la “gran Venezuela” y una cultura
saudita, una patología del consumismo, una gula que fue el entierro de los
gobiernos que no podían saciarla. Después de aquella bonanza, la psiquis del
país se trastocó.
La “gran Venezuela”, el “viernes negro”, fueron
emblemas de los vaivenes de una Venezuela rentista y del fracaso estrepitoso
del pacto de punto fijo. Los pactos socialdemócratas para dirigir la dominación
capitalista, necesariamente, conducen al país a estallidos sociales engendrados
en la época de bonanza.
Chávez fue una insurrección contra el capitalismo y
contra la forma rentista que adquiere el capitalismo en Venezuela. El
Comandante se dio cuenta rápidamente que el problema central no era la forma
que adquiere el capitalismo, sino el mismo capitalismo, que el objetivo no era
acabar con el “capitalismo rentista,” con el "rentismo burgués" sino
con el capitalismo como sistema, allí se hizo Socialista y cambió a la política
venezolana, nos trajo los aires de revolución, nos mostró el camino para la
sanación.
Las mesas de diálogo y de economía que hoy
padecemos, su objetivo, es francamente reaccionario. Es un intento por
reconstruir un viejo pacto socialdemócrata ya superado por la Revolución Chavista.
Si dan resultado, nos confinará de nuevo al ciclo bonanza-escasez, sólo estarán
corriendo la arruga, la realidad hablará y será inevitable el próximo
estallido social.
La contradicción de los pactos socialdemócratas
conduce a estallidos sociales periódicos. Y cuanto más rica es la bonanza,
cuanto más se derrocha, entonces, más se enferma a la sociedad y mayor será la
magnitud del estallido social.
La única manera de solucionar este ciclo infernal
es el Socialismo, el verdadero, el que sustituye la “lógica capitalista”. Sólo
el Socialismo reordena a la sociedad enferma de consumismo, sólo él puede
reencontrar al hombre con su condición humana y liberarlo de su condición de
consumidor y consumido a la que lo condena el capitalismo.
Las mesas de diálogo, las mesas de economía,
son magia ya conocida, viejos trucos de viejos prestidigitadores que
recitan una función desgastada, que nos conducirán tarde o temprano a la
barbarie. La realidad política y económica pulveriza las ficciones.
www.elaradoyelmar.blogspot.com
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Toby
Valderrama y Antonio Aponte
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